Comunicado y actos de la Pastoral del Trabajo de Murcia para el viernes 26 de abril de 2024, en la Parroquia de la Purísima Concepción, El Palmar, Murcia.

Diócesis de Cartagena

Según los datos de la Organización Internacional del Trabajo y de la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren en el mundo dos millones de trabajadores y trabajadoras víctimas de la siniestralidad laboral y de enfermedades relacionadas con el
trabajo. ¡Dos millones de personas cada año!
Sin ir más lejos, en el pasado año 2023 se ha producido en nuestra Región de Murcia 41.872 accidentes de trabajo, de los cuales 21.669 han causado la baja y 32 han fallecido.
Desde la Pastoral del Trabajo no nos cansaremos de manifestar que el trabajo tiene que ser fuente de vida y de realización humana, nunca de enfermedades, lesiones, o muertes.
Pedimos por todas estas personas y sus familias, así como por todas las víctimas que mueren en las guerras, por el hambre y tantas miserias e injusticias debido a la falta de amor y justicia en el mundo.

CUIDAR LA VIDA EN EL TRABAJO

Es muy necesario fomentar la cultura preventiva como un derecho tan importante como el que más. La débil presencia de una verdadera cultura preventiva en nuestros puestos de trabajo da lugar al incumplimiento de nuestra Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Es importante la representación del sindicato en la empresa, porque donde hay presencia sindical, los índices de siniestralidad son más bajos, haciendo que las empresas sean más lugares saludables para sus plantillas.
Es imprescindible promover una cultura de la dignidad del trabajo y del trabajo decente basada en una correcta comprensión de lo que es el trabajo para la vida de las personas y de la sociedad, como nos enseña el papa Francisco.

LA IGLESIA DEBE ESTAR A LA ALTURA DE LOS TIEMPOS

Vivimos en unos tiempos en que todo va muy rápido y el evangelio muy ausente en el día a día, y eso solamente puede arreglarse esforzándonos en vivir el espíritu de Jesús de Nazaret. Tenemos que despertar por nosotros y por las personas que vienen detrás.
Hay guerras, hambre y sed, personas migrantes y refugiadas jugándose la vida por los desiertos y los mares huyendo de todas esas situaciones de dolor y muerte, buscando un trabajo para poder vivir. Es un reflejo de la deshumanización escuchar a los gobernantes del mundo decir que hay que invertir más y más dinero en fabricar armamento para defendernos de los demás. Estamos perdiendo el rumbo de la vida y el amor. En este sentido, Benedicto XVI afirma: “No existe la inteligencia y después el amor, existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor” (Caritas in veritate,30).

UNA ESPIRITUALIDAD NUEVA PARA LA JUSTICIA SOCIAL

Los movimientos cristianos deberíamos ser transformadores en la medida que entramos en conflicto contra la injusticia y transmitimos otros valores. Hace falta una espiritualidad más profunda, más humana, capaz de ser revolucionaria haciendo ver que en el mundo del trabajo lo más importante es la dignidad de la persona trabajadora y ese trabajo no solamente es necesario en las fábricas, en los hospitales…, también en los sindicatos, en la política, en la economía…Hacen falta personas que trabajen por la verdad y la fraternidad, aunque estas semillas cuesten en germinar.
El Papa Francisco nos pide que trabajemos en un camino sinodal: Sacerdotes y laicos, mujeres y hombres cada uno desde su lugar, pero con el mismo objetivo: Vivir el espíritu de Jesús de Nazaret. Tenemos que romper las barreras para que entre el aire fresco del evangelio en la iglesia y salga de ella abiertamente a la sociedad el amor, la justicia y la vida.