XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Sabiduría 12, 13.16-19; Salmo 85; Romanos 8, 26-27; Mateo 13, 24-43.
Llegó el 23 J, el domingo de las elecciones. A pesar del calor, de los inconvenientes, de dificultades, a pesar de todo lo que nos quejamos y oímos quejarse en medios de comunicación y en redes; con la mente y en corazón puestos en todos los que tendrán que estar en las mesas electorales, en todos los que no tienen, y nunca han tenido, vacaciones ni posibilidades de irse a la playa, al monte y al extranjero, los que estarán en el hospital o en residencias, convalecientes o acompañando a un familiar o a un amigo; espero que esta jornada nos ayude a crecer en democracia, en respeto, en libertad.
Ayudar a crecer
Precisamente de crecer nos habla Jesús con las parábolas del Reino que se proclaman este domingo. El Reino de Dios ya está sembrado, está en nuestros corazones, ahora tiene que crecer. No es fácil crecer, y no lo es porque no crecemos solos, en nuestro corazón no solo crece lo que ha sembrado Dios: amor, bondad, disponibilidad… sino también la cizaña que ha sembrado el “enemigo”: odio, envidia, orgullo, soberbia… Por eso, debemos cuidar para que todo crezca. La solución fácil sería la que quieren dar los servidores: arrancarlo todo, es como arrancar el corazón, entonces no habrá odio, ni envidia, ni orgullo… pero sin corazón tampoco habrá amor, bondad… Jesús nos pide que dejemos crecer, respetando, y luego, en su momento, recojamos lo sembrado, separando lo bueno de lo malo. Ayudar a crecer, haciéndolo para que el fruto del crecimiento sea lo que Dios ha sembrado y no la cizaña sembrada por el “enemigo”. Para eso necesitamos, como leemos en la segunda lectura, que el Espíritu venga en ayuda de nuestra debilidad.
La debilidad que nos lleva a querer resultados ya, que todo vaya bien ahora, que nos lleva a creer que la vida es como una película o como un juego, donde la solución está en eliminar al malo, en ganar y humillar al enemigo. Eso es lo justo. Y en esto nos olvidamos de lo que Dios es y Dios nos pide. Dios es bueno y clemente, lo afirmamos en el salmo: “Tú, Señor, eres bueno y clemente”. Y el mismo Señor, ya en el Antiguo Testamento, en el libro de la Sabiduría, nos recuerda que el justo debe ser humano. Una justicia sin humanidad nos puede devolver a la Inquisición, a quemar cuerpos para salvar almas. Y eso es lo contrario al Evangelio. La Justicia con Humanidad nos lleva a la Compasión, a la Misericordia, a la Bondad, a la Esencia de lo que Dios es y lo que Dios quiere para nuestro mundo.
Ejemplos de cariño y ternura
También este domingo, en la Iglesia, se celebra la Jornada Mundial de los abuelos y mayores con el lema “Su misericordia se extiende de generación en generación”. Si tenemos un ejemplo viviente de paciencia, respecto y disponibilidad para ayudar a crecer son precisamente los abuelos. Recordémoslos con mucho cariño y ternura, y pidamos por ellos.
Feliz domingo y buena jornada de los abuelos y mayores, y jornada electoral. Si no lo habéis hecho por Correo, votad, pero hacerlo teniendo en la mente y el corazón la Esencia de Dios: la Misericordia, la Bondad, la Justicia con Humanidad y, si los tenéis, no os olvidéis de visitar o al menos llamar a los abuelos.