28 de abril: Día Internacional de la Seguridad y Salud en el trabajo

La Delegación de Pastoral del Trabajo de la Diócesis de Cartagena denuncia que la Región de Murcia ocupe los primeros puestos en accidentes de trabajo e invita al conjunto de la sociedad de la Iglesia a trabajar por un empleo digno, estable y seguro.

LA DOLOROSA REALIDAD DE LOS ACCIDENTES DE TRABAJO

En este día recordamos a tantos trabajadores y trabajadoras de todas partes del mundo que han perdido su salud o su vida en el trabajo y reivindicamos una vez más, desde el evangelio, que el trabajo debe ser fuente de realización humana y vida, nunca de explotación o pérdida de salud o muerte.

La pérdida de vida y de salud es una sangría que se produce año tras año en el mundo del trabajo. Es muy importante unir esfuerzos en una acción conjunta y coordinada de las administraciones públicas, la inspección de trabajo, las centrales sindicales, las organizaciones empresariales y la Iglesia con el objetivo de erradicar la cada vez más alta siniestralidad laboral                 

BASTA YA DE PRECARIEDAD Y MUERTES EN EL MUNDO DEL TRABAJO

Es un drama difícil de comprender que en el pasado año 2022 se hayan producido en nuestra Región de Murcia 43.182 accidentes laborales, de los cuales 21.132 han causado baja, y, de ellos, 51 han sido accidentes mortales, 20 más que el año anterior, 2021, que fueron 31 personas fallecidas por accidente laboral.

No solamente continúan produciéndose accidentes que pueden ser totalmente evitables, sino que aumentan considerablemente. Estos datos son muy alarmantes, teniendo una gran incidencia en la economía sumergida en las que se sufren las peores condiciones laborales y que afecta a los trabajadores y trabajadoras más vulnerables: empleadas de hogar, inmigrantes…Es evidente que la falta de salud laboral tiene que ver con la calidad del puesto de trabajo, con cómo se cumple la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, entre otras causas.

Detrás de cada número hay hombres y mujeres, personas que han salido de sus casas para ir al trabajo y han perdido su vida.

Desde aquí queremos pedir por todas estas personas y sus familias, así como por todas las victimas que sufren y mueren por las guerras, el hambre y tantas miserias e injusticias debido a la falta de amor y justicia en el mundo.

LA COHERENCIA ENTRE TRABAJO Y NATURALEZA HUMANA. EL TRABAJO CON AMOR

Al ser el trabajo una “actividad humana”, toda idea del trabajo debe implicar una concepción propia del ser humano. Por lo tanto, además de garantizar su seguridad y salud, no se le debe despersonalizar a los trabajadores y trabajadoras de su componente humano y espiritual ni en lo personal ni en lo familiar ni en lo social cuando ejercen su trabajo. Buscar la rentabilidad económica como el valor supremo y objetivo fundamental es un gran error y un pecado.  Una sociedad que no defienda que la persona y su dignidad es lo primero es una sociedad deshumanizada que ya ha quedado empobrecida, aunque aumente su riqueza material.

Debemos repensar en profundidad el verdadero sentido y valor del trabajo: el trabajo con amor. Urge tomar conciencia clara de esto, porque si no lo hacemos esta sociedad, tan materialista y cada vez más rápida, nos puede reducir a la persona a ser un instrumento de producción y consumo atrapados en una cultura de satisfacción y goce inmediato.

IGLESIA, PUEBLO DE DIOS EN CAMINO

Caminemos con los últimos, los más pobres, los descartados. Ellos nos necesitan y nosotros a ellos. Caminemos juntos por un trabajo decente, estable y seguro. A la dignidad humana hay que darle voz y presencia, no debemos ignorarla porque debe ser la luz que alumbre el amor y la justicia. Es un derecho del pobre que se le ayude a salir de la pobreza por medio de su decente y seguro trabajo y una obligación de la sociedad.

Una iglesia en salida no puede ser indiferente a los problemas sociales y mucho menos a la pérdida de vidas humanas en el mundo del trabajo. Como iglesia tenemos el reto de hacer visible este problema creando conciencia para fomentar la cultura preventiva, combatir la resignación y hacer posible el acompañamiento de las víctimas.  Estamos llamados a una iglesia sinodal que camine en la participación y corresponsabilidad de todos los fieles y específicamente de los laicos a trabajar buscando la justicia y la verdad. No solamente nos lo pide la iglesia, también los signos de los tiempos que vivimos.

Dios quiere que el trabajo sea fuente de vida, desde la iglesia hagamos lo humanamente posible junto con todas las personas de buena voluntad para conseguirlo. Así nos lo han pedido nuestros obispos.

“La situación de la salud laboral urge a los cristianos a comprometerse activamente por un trabajo sin víctimas, en defensa de la vida”

(LXXIV Asamblea Plenaria de la CEE)

Subrayamos lo que nos dice el Papa Francisco: “Una vez más dirijo un apremiante llamamiento para que no prevalezca la lógica del provecho. ¡Sino la de la solidaridad y la justicia! En el centro de toda cuestión, también laboral, ¡hay que colocar siempre a la persona y su dignidad! ¡Con el trabajo no se juega!

¡No más muertes en el trabajo! Y, esforcémonos en lograrlo.

(Papa Francisco: homilía de la misa del Gallo 2021)

Misa por las víctimas de accidentes de trabajo en la Catedral a las 19,30 horas, presidida por nuestro Obispo D. José Manuel Lorca Planes.             


FOTO: OIT/Ion Buga

Una beneficiaria de un programa de colaboración para promover el empleo local en Moldavia, trabaja para una empresa que produce toallitas antibacterianas.