II DOMINGO DE CUARESMA, 5-3-2023

Génesis 12, 1-4a; Salmo 32; 2ªTimoteo 1, 8b-10; Mateo 17, 1-9.

Tras las Tentaciones la Transfiguración, que es el acontecimiento que se proclama este domingo según la versión de Mateo. Aprovecho para recomendar, a quiénes no lo hayan hecho, leer el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma de este año en el que toma como base bíblica el relato de la Transfiguración. También en este fin de semana, aunque suele pasar desapercibido, la Iglesia en España nos invita a celebrar el día de Hispanoamérica, orando por los misioneros españoles en América con nuestros “hermanos en la fe”, que es el lema de este año.

Día de Hispanoamérica, con el lema "Hermanos en la Fe"
Transfiguración

Las Tentaciones nos mostraban la victoria de Jesús sobre el Mal, la Transfiguración nos muestra la Gloria de Jesús. La Cuaresma no es sólo un tiempo de penitencia, de perdón, de conversión, es también un tiempo de Gracia, de encuentro con Jesús, un Jesús que vence, que triunfa, que camina hacia Jerusalén, dónde será crucificado y dónde resucitará.

Nosotros, como los tres apóstoles testigos de la Transfiguración, estamos llamados a vivir la Cuaresma y la Semana Santa sabiendo que Jesús ha resucitado, es Dios, ha triunfado sobre la muerte y el Mal. Con esa perspectiva de Victoria, de Luz, de Vida, podemos afrontar este tiempo de Gracia para mirar nuestro alrededor, mirar nuestro interior, ver todo lo negativo que existe en nosotros y a nuestro alrededor: el fracaso, el dolor, la muerte, …; pero sin olvidar que todo eso, todo fracaso, dolor, muerte, no tienen la última palabra, son situaciones concretas, de un tiempo, aunque ese tiempo se nos haga eterno, sino que todo pasará pues la palabra definitiva, el hecho transcendental y que permanecerá siempre es la Victoria, el gozo, la Luz y la Vida.

Escuchar

En el Evangelio, la voz de Dios, nos invita a escuchar a Jesús, escuchar la Palabra. La Cuaresma es tiempo para escuchar la Palabra de Dios. Escuchar no es solo oír, es oír y dejar que lo oído entre en el corazón, meditarlo, asimilarlo, y desde lo que hemos oído y meditado, configurar nuestra vida, decidir nuestro actuar, seguir luchando con ilusión y esperanza, en medio de tantas realidades de fracaso, de dolor, de muerte, sabiendo que nos espera la Victoria, el gozo, la Vida.

Aparte de escuchar, las lecturas de este domingo también nos invitan a salir y a tomar parte en los padecimientos por el Evangelio. Dos acciones que describen bien la acción del misionero: salir, padecer por el Evangelio. Salir de nuestra tierra, nuestra casa, nuestro lugar de confort, dejar nuestras seguridades para ir allá dónde es necesaria la Luz, el testimonio de la Vida, atravesando y viviendo fracasos, dolores, muerte. Eso no se hace sin esfuerzo, sin padecer, sin compartir con pasión, los fracasos, sufrimientos y realidades de muerte del pueblo que camina hacia la Pascua. Hacerlo guiados por la Palabra, por la Luz que nos ha llegado ya y hemos visto de Jesús Transfigurado, de Jesús Resucitado.


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