1 de enero de 2023

Números 6, 22-27; Salmo 66; Gálatas 4, 4-7; Lucas 2, 16-21.
FELIZ AÑO NUEVO

El pasado domingo celebrábamos el nacimiento de Jesús, la entrada de Dios a nuestro mundo, a compartir la humanidad, a vivir con nuestra carne mortal. Éste celebramos el nacimiento y la entrada de un nuevo año, el 2023, lo hacemos con la mirada puesta en el Nacimiento de Jesús, en el portal de Belén, y, de manera más concreta en la Madre que da a Luz, en María: la madre del niño envuelto en pañales y acostado en el pesebre a quién los pastores acuden a ver tras el anuncio del ángel. La madre que guarda las cosas en su corazón al tiempo que escucha todo lo que le dicen, y, que ve como el Anuncio que Gabriel le hizo se va haciendo realidad, una realidad que la desborda, pero en la que está presente.

Las dos cosas: el inicio del año y la mirada a María, se recogen en las lecturas que la Liturgia nos ofrece este fin de semana. Empezamos un nuevo año, un nuevo tiempo, una nueva oportunidad para encontrarnos con Dios, para vivir coherentemente con nuestra fe, y lo hacemos pidiéndole a Dios que nos bendiga. Así, en la primera lectura se recoge la fórmula que Dios da a Aarón para que bendiga a su pueblo, fórmula de bendición que fue popularizada por san Francisco de Asís. Junto a la bendición el salmo, una oración en la que se nos invita a ponernos ante Dios pidiendo su bendición, su luz, su compasión, su piedad. La bendición es siempre muestra de la piedad y misericordia de Dios.

La misericordia de Dios se expresa en su bendición y no hay mayor bendición que el Nacimiento de Jesús. Como podemos leer en el breve fragmento de la carta a los Gálatas que proclamamos como segunda lectura, Pablo nos muestra el nacimiento de Jesús como el acontecimiento que da plenitud a los tiempos, a la historia, acontecimiento lleno de Gracia, de dones, pues por ese acontecimiento no solo adquirimos dignidad y libertad, sino también la condición de hijos de Dios: ya no somos siervos sino hijos y herederos.

Lucas el pintor de María, quién en su evangelio más nos habla de María, nos la muestra al lado del niño que está en el pesebre, escuchando y guardando todo en el corazón, y culmina narrando como el Niño no será para ella, sino que es llevado al Templo para ser circuncidado, y para ponerle el nombre, un nombre que significa que el niño no es para la madre, sino que es para todos, que será el Salvador de todos, Salvador con su sangre, como la derramada con la circuncisión, Salvador de todos aunque la Madre no lo entienda, no lo comprenda.

Iniciemos el 2023 pidiendo la bendición de Dios, guardando en el corazón todo lo que nos desborda, sorprende, no entendemos, aceptemos la Salvación que nos viene de Cristo, y al alzar la mirada, veamos a los demás como hermanos y coherederos.


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