IV DOMINGO DE ADVIENTO, 18-12-2022

Isaías 7, 10-14; Salmo 23; Romanos 1, 1-7; Mateo 1, 18-24.

Por José Luis Bleda| El próximo domingo será Navidad, y, este ya lo anuncia; se anuncia con la profecía de la virgen que está encinta, una profecía de Isaías que nos presenta el gran signo de Dios, en tiempos difíciles, para decirnos que Él sigue contando con nosotros: una virgen, una doncella, una muchacha embarazada. Está muchacha embarazada es signo para nosotros, los cristianos, de María, que antes de la Navidad, con su esposo san José se dirige a Belén.

Las posadas

En América Latina, especialmente en Colombia y México, se vive en estos días la tradición de las “posadas”: prepararnos para acoger en nuestro hogar, en nuestro corazón, a María, la virgen embarazada, y a José ¿Los acogeremos o los dejaremos en la calle? ¿Nos daremos cuenta de su necesidad o miraremos hacia otro lado? Claro que si nos referimos a unas figuras de barro para colocar en el belén este misterio de la posada cabe, y nos lleva a pensar en lo malo y egoísta que fue el posadero, … Pero si este misterio de la Posada nos lleva al drama de tanto migrante que intenta llegar en patera o saltando una valla a nuestro país, lo más cómodo es mirar a otro lado, encargar la acogida de estas personas a otro país, como Marruecos, y creernos que nosotros no hemos hecho nada malo, no somos responsables de nada, y que somos buenos, porque hace tiempo ayudamos a uno …

José

Este año, al estar siguiendo el evangelio de Mateo, este domingo escuchamos el relato del sueño de san José. Mateo escribe el Evangelio para presentar a Jesucristo a los judíos, por ello, a diferencia de Lucas, nos presenta los antecedentes al nacimiento de Jesús desde la perspectiva del padre, de José, que será quién cuide y dé el apellido y genealogía al Hijo de Dios que va a nacer. José es el hombre de los sueños, cómo el José del Antiguo Testamento, el hijo menor, rechazado por los hermanos, y con el don de interpretar los sueños, don que sería su salvación y la de sus hermanos y familias. José es el que sueña, ¿cuántas veces soñaría con María? ¿cuántas soñaría formar una familia con María? Frente al sueño la realidad se impone de manera cruel: María está embarazada. Tal y como relata el acontecimiento Mateo nos da a entender que José cree que está embarazada por obra del Espíritu Santo, por Dios, por ello no quiere difamarla acusándola de adulterio, pues su embarazo no viene de relación con otro, sino que es obra de Dios, pero él tampoco quiere cometer la injusticia de apropiarse de lo que es de Dios ¿cómo va a ocupar él el lugar que corresponde a Dios, verdadero padre del niño que se espera? Pero Dios le dice en el sueño, que no es incompatible la paternidad divina con la humana, que él puede ser el padre del niño, que él puede realizar su sueño de formar un hogar con María, que puede tomar a María como esposa, Y, José, al despertar, hace realidad su sueño, vive lo que ha soñado. ¿Podría haber elegido Dios como custodio de Jesús a un hombre sin sueños o a un hombre que ha renunciado a hacer realidad sus sueños? Para vivir la Navidad, sus consecuencias, para ser apóstol, como Pablo lo fue, necesitamos soñar y tener la voluntad de hacer realidad el sueño, la llamada, la vocación que Dios nos da.

Soñemos, luchemos por realizar nuestro sueño, por realizar el sueño que Dios comparte con nosotros, hagamos posible la Navidad, una Navidad que refleje la presencia de Dios con nosotros siempre, y no se reduzca a diez días de vacaciones en familia, con cantos, regalos, y que luego se evaporan hasta el próximo año.


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