III Domingo de Adviento | 11 diciembre 2022
Isaías 35, 1-6a.10; Salmo 145; Santiago 5, 7-10; Mateo 11, 2-11.
Por JOSÉ LUIS BLEDA FERNÁNDEZ | Tras una semana especial, con la eliminación de España del Mundial, la celebración de la Constitución y de la Inmaculada Concepción, en la parroquia con 4 entierros, entre ellos los de un sacerdote, Gabriel Abellán, que entrego su vida para vivir entre los más pobres y necesitados, 5 años en Ecuador, 43 años en el Espíritu Santo de Espinardo; y, Paco Saorín, educador social, concejal en Cieza, que ha luchado durante 20 meses contra el cáncer que le ha ido minando poco a poco, … La Liturgia de este domingo de Adviento nos invita a la alegría, a salir, a contemplar la belleza como signo del Dios que se aproxima, que viene a nuestro encuentro.
Disfrutar la belleza
El profeta Isaías, profeta del Adviento, nos invita a la alegría y nos anuncia que la estepa florecerá. La pasada primavera pude ser testigo de la belleza que produce en el campo de Cieza la floración, una belleza muy similar a la que pude contemplar, en el 2015, en los jardines de Japón, en donde me encontraba de visita a mi compañero y amigo Pascual Saorín. Es imposible disfrutar de la belleza de la floración, de la belleza de la Creación, de la belleza de una noche estrellada… si no salimos a contemplarla. También es muy difícil vivir la alegría sin compartirla, y sin salir a celebrarla públicamente en la calle: lo pudimos comprobar el pasado miércoles, ya que nuestros vecinos y hermanos marroquíes necesitaron salir a la calle para celebrar el pase a cuartos de su selección, como necesitamos celebrar los triunfos, las alegrías y celebrarlos en la calle con gritos, cánticos, cohetes, petardos… La alegría es expansiva, necesita expandirse, necesitamos comunicarla y para ello tenemos que salir. También necesitamos salir para encontrarnos con el otro, más, si lo esperamos con ilusión, más si sabemos que ya viene a nuestro encuentro. ¡Qué difícil le es a un niño esperar quieto, en su sitio, la llegada de papá o de mamá, cuando la ve a lo lejos, el impulso es soltarse y salir corriendo para abrazarse a sus pies!
Para qué salir
Jesús, en el Evangelio, preguntado por los seguidores de Juan, responde invitando a ver lo que sucede a nuestro alrededor, ver los signos de la presencia del Señor: los ciegos ven, los sordos oyen, los cojos saltan, a los pobres se les anuncia el Evangelio: Salir para ver, para ver los signos de la presencia de Dios. Luego, a los que le acompañan, muchos de ellos habían ido a ver al Bautista y se habían bautizado con él, les pregunta: “¿Qué salisteis a ver?”. Hoy es esa pregunta la que quiero subrayar y cuestionarme: ¿A qué salgo? ¿Para qué salgo? ¿Qué espero? ¿Dónde busco y expreso mi alegría? ¿Qué espero?
Paciencia
Ya ha pasado la Inmaculada, la Navidad ya está cerca, ya en la huerta de Murcia suenan los aguilandos, ya es hora, siguiendo el consejo de Santiago, de dejarnos de críticas, de pesimismo, de desesperanza, y armarnos de paciencia, ilusión, alegría, para esperar, para salir, para ver la belleza de la Creación, los signos de la cercanía del Reino e ir a su encuentro.