Domingo XXXI del Tiempo Ordinario, 30 de octubre de 2022

Sabiduría 11, 22 – 12, 2; Salmo 144; 2ªTesalonicenses 1, 11 – 2, 2; Lucas 19, 1-10.

Último domingo de octubre, fin del mes de las misiones y del Rosario, cerca ya de la Fiesta de Todos los Santos y el recuerdo entrañable de nuestros difuntos. Tras la caída por dos horas de WhatsApp a nivel mundial, en el día en que Cáritas nos invita a mirar a los sin techo, sin hogar, sin cobertura sanitaria, social, humana ….

Imagino la entrada de Jesús en Jericó, en diciembre de 2019 estuve de peregrinación en Jericó, atravesamos la ciudad y comimos en un restaurante de dicha ciudad. Se me mezclan en la mente las imágenes de aquella ciudad en el oasis de Jericó, pero en vez de niños y jóvenes palestinos, veo las calles llenas de niños, niñas, disfrazados de brujas, fantasmas, con calabazas, y gritando: “susto o trato”. Un hombrecillo, entre el jolgorio, la fiesta, las tradiciones, quiere ver a Jesús, busca dónde subirse, y, entonces, es entonces cuando se da cuenta que es Jesús quién lo ve a él, se dirige a él, le pide que le aloje en su casa.

Domund, Halloween, Todos los Santos, los difuntos, las catequesis, el inicio de curso, los problemas, retos, desafíos, … Todo se agolpa, quisiera ver a Jesús, y, es entonces, solo entonces cuando caigo en la cuenta que Jesús me está mirando a mí. El tiempo se para, ya no hay prisas, ni retos, ni desafíos, Él me mira, me llama por mi nombre, me pide que le aloje en mi casa. ¿Cómo tengo la casa? ¿Puedo llevarlo sin vergüenza? ¿Qué va a decir cuándo entre? Por un lado, quiero, es lo que siempre he querido y buscado; pero, por otro lado, sé que me va a comprometer más todavía, nada volverá a ser igual, lo importante ya no es tan importante, ahora lo importante son las personas, los hermanos, los otros, aquellos en quiénes apenas pienso, pero que son la motivación de mi vida, de mi ministerio.

La necesidad del otro

¿Cuántas personas hay durmiendo en la calle en Cieza? ¿Cuántos como Juan necesitan 5 € para que les dejen dormir en un coche abandonado? ¿Cuántos se han quedado sin luz, pues les han desconectado el enganche? ¿Me importan? ¿Me han importado? ¿Por qué me asaltan estas preguntas cuando Jesús me pide entrar en mi casa? ¿Por qué se las hizo Zaqueo? Jesús no es indiferente ante las necesidades del ser humano, Jesús es la encarnación del Dios que no es indiferente, que no es parcial, que teniéndolo todo y siendo el dueño de todo, escucha, se fija, en el que no tiene nada, carece de todo. Yo quiero fijarme en Jesús, quiero conocerlo, pero eso será imposible si ese conocimiento de Jesús no me lleva al conocimiento de la necesidad del otro, de mi hermano, del sin techo, de quién no tiene cobertura, esto es responder, es ser digno, a la vocación a la que he sido llamado, es decir, a la llamada de Jesús para que le de alojamiento en mi casa.

Ojalá que todo lo que vivimos en estos días nos permita ver a Jesús, ojalá le permitamos a Él que nos mire, nos cuestione, nos pida alojamiento, ojalá sepamos corresponder como Zaqueo.

Vídeo de la campaña de Cáritas «Nadie Sin Hogar».


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