Por JOAQUÍN SÁNCHEZ | ¡Qué bonito es soñar y qué humano es! Y, si nos fijamos en nuestra historia, muchos logros que han supuesto avances en la humanidad  empezaron por un sueño y un sueño compartido;  sueños que comenzaron con toda la fuerza, con toda la ilusión y con muchísima esperanza. Los inicios tienen algo mágico porque nos gustaría que esos sueños de humanidad se hicieran realidad y en un corto tiempo para lograr cuantos antes que las personas vivan ese sueño de amor, de compartir, de paz, de fraternidad, de solidaridad, de construir un futuro de dignidad. Son sueños para hacer vida, para construir vida y recrear la vida.

Sufrimiento humano

Los sueños de humanidad casi siempre arrancan desde situaciones de un inmenso sufrimiento humano porque hay una minoría que explota y oprime y quiere mantener ese sistema de poder, de ambición y de acumulación de riqueza sin ningún escrúpulo, con crueldad y sin conciencia alguna. La violencia es su expresión. ¡Cuántos soñadores y soñadoras se han quedado por el camino por esa represión! Muchos sueños están regados por la sangre de esas personas que dieron sus propias vidas.

Martin Luther King soñó con un mundo donde todos fuéramos hermanos y hermanas

Tenemos muchos ejemplos en la historia.  Jesús de Nazaret quiso construir un Reino de Dios de salvación y liberación para toda la humanidad basado en el amor, la justicia, la reconciliación, la bondad, las entrañas de misericordia, la paz y la bondad. Gandhi luchó por su pueblo para liberarlo de los yugos imperialistas y coloniales viviendo la no-violencia como esa forma de luchar para derrotar a los que oprimían a su pueblo y a cualquier persona y para decir que toda vida importa. Martin Luther King soñó con un mundo donde todos fuéramos hermanos y hermanas y la discriminación racial fuera desterrada de nuestros corazones.

Mujeres y trabajadoras

Muchas mujeres lucharon por conseguir que la mujer pudiera votar, que tuviera todos los derechos en igualdad con el hombre, logrando grandes conquistas. Obreros y obreras han luchado por conseguir condiciones laborales dignas, lucharon contra el trabajo infantil y es una historia de logros sociales y laborales. Sectores de la ciudadanía, en muchos países, han luchado por la democracia, por los derechos humanos y por el bienestar y la prosperidad de sus países sin dejar nadie atrás. Ciudadanos y ciudadanas se han organizado en movimientos sociales y en movimientos ecologistas para soñar un mundo nuevo, más humano y con el compromiso de dejar un mundo habitable para las generaciones futuras. Habría muchos más ejemplos de estos sueños de humanidad que se han ido abriendo paso a lo largo de la historia.

En estos momentos, tengo una gran preocupación compartida con otras gentes: ¿Hemos dejado de soñar? ¿Hemos dejado de tener sueños de humanidad, de paz, de igualdad, de hermandad? ¿Hemos dejado de soñar proyectos que nos den esperanza y un futuro de serenidad y sentir que la vida merece la pena vivirla y nos devuelva esa sonrisa sin miedo? Los poderosos de este mundo, esas élites económicas, sociales, y financieras ¿Han logrado que ya no tengamos sueños y solo tengamos comportamientos de miedo, de desesperanza, resignación, sumisión, obediencia y complicidad? Tú que lees el artículo o lo comentas con tus amistades, ¿has dejado de soñar? ¿Has dejado de tener sueños que nos despierten esos sentimientos y emociones de primavera, de luz, de colores, de flores y esos pensamientos de alegría, de confianza y amistad universal?

No dejemos de soñar

Una invitación compartida:  No dejemos de soñar, que no nos roben nuestros sueños, que no maten nuestros sueños de humanidad. No sabemos lo que nos depara el futuro, como no lo sabían lo que soñaron proyectos de humanidad y que, posteriormente, consiguieron muchos de sus propósitos, no sin un gran esfuerzo y sacrificio, e hicieron de la vida un espacio y un tiempo un poco más digno, más amable, más habitable.

Y, por todo esto, un planteamiento que nos llama a reflexionar y a responder: Si no tenemos sueños de humanidad, ¿qué nos queda?


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