Por SISCAL | El Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con los Pueblos de América Latina, ante el vil asesinato de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, ambos jesuitas, ocurrido este lunes 20 junio en la comunidad Rarámuri de Cerocahui (Chihuahua, México), Diócesis de Tarahumara:
- EXPRESAMOS
- Nuestro dolor y profunda tristeza por el asesinato de estos dos Hermanos Sacerdotes, dos vidas entregadas a Dios a través de su vocación jesuita al servicio de las personas más pobres, llevando el evangelio a los pueblos Rarámuris de la Tarahumara, México.
- Nuestra solidaridad
- Con el Equipo Pastoral y la feligresía de la Parroquia San Francisco Javier en Cerocahui
- Con el padre Obispo de la Diócesis de Tarahumara, don Juan Manuel González y con el Vicario General padre Héctor Fernando Martínez Espinoza (miembro de SICSAL)
- Con la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús
- Con el clero, religiosas, religiosos y laicado de la Diócesis
- Con el pueblo Rarámuri y mexicano en general que sufre la situación de violencia desde hace décadas.
- Nuestra cercanía con la Diócesis de la Tarahumara: desde los inicios del SICSAL la Diócesis ha sido parte de nuestra red, recordamos con cariño y admiración a don Pepe Llaguno, obispo de dicha Diócesis quien, junto obispos como Sergio Méndez Arceo, Samuel Ruiz, Arturo Lona, fueron fundadores del SICSAL. Su Vicario, el padre Héctor Martínez, cono hemos mencionado antes, es miembro de nuestra organización. Don Raúl Vera López, actual presidente de SICSAL y Armando Márquez Ochoa, co-secretario, fueron invitados el año pasado ha impartir, respectivamente, el retiro y un curso de formación para el clero y religiosos de la Diócesis. Por eso, los sacerdotes asesinados no son extraños para nosotros y, por eso, también, el dolor de la Diócesis lo sentimos nuestro y le acompañamos con nuestras oraciones.
- DENUNCIAMOS, con todas nuestras fuerzas y a través de los 21 países en los que tenemos presencia, este horrendo crimen, agravado por el hecho de la profanación del templo y por la alevosía que supuso asesinar a dos Hermanos inocentes y desarmados que lo único que estaban haciendo era asistir a un ser humano, por lo tanto, hijo de Dios, herido y en trance de muerte. Agravado porque los asesinos secuestraron los cuerpos de los dos sacerdotes y de la víctima que venían persiguiendo.
- EXIGIMOS. Junto a la Diócesis de Tarahumara y la Compañía de Jesús, exigimos a las autoridades de todos los niveles de gobierno: municipal, estatal y federal, verdad, justicia y reparación en este caso; que no vaya a quedar en la impunidad como tantos otros. Pedimos una investigación seria que lleve a encontrar cuanto antes los cuerpos de nuestros Hermanos.
- PROCLAMOS EL SENTIDO MARTIRIAL DE ESTAS MUERTES: como el “buen samaritano”, Javier y Joaquín, podríamos decir que dejaron de lado su “estatus” clerical para arriesgar por un hermano herido; lo han acompañado, como Jesús, condenado a muerte y en medio de dos bandidos, lo prepararon espiritualmente y le han podido decir: “hoy estarás con nosotros en el Paraíso” (cf Lc 23,43). La entrega incondicional de estos dos hermanos a lo largo de más de 50 años ha culminado con la mayor prueba de amor que se puede dar (cf Jn 15,13), por eso, no dudamos en proclamar el sentido martirial de su asesinato, lo proclamamos en el “sentido popular” que nos enseñó Mons. Romero: Para mí que son verdaderos mártires en el sentido popular. Naturalmente, yo no me estoy metiendo en el sentido canónico, donde ser mártir supone un proceso de la suprema autoridad de la Iglesia, que lo proclame mártir ante la Iglesia Universal. Yo respeto esa ley y jamás diré que nuestros sacerdotes asesinados han sido mártires todavía canonizados. Pero, sí son mártires en el sentido popular, son hombres que han predicado, precisamente, esta incardinación con la pobreza, son verdaderos hombres que han ido a los límites peligrosos donde la UGB(escuadrón de la muerte: Unión Guerrera Blanca; ahora, el narcotráfico) amenaza, donde se puede señalar a alguien y se termina matándolo como mataron a Cristo [Homilía 23 noviembre 1979]. Como nos ha dicho el Papa Francisco: “El martirio es un servicio, es un misterio, es un don de la vida, muy especial y muy grande”.
Javier y Joaquín, ¡qué privilegio más grande el de Ustedes: entregar su vida al pie del altar! En aquel lugar en el que tantas veces proclamaron la Palabra y celebraron la Cena “en memoria mía” (Lc 22,19); cayeron Ustedes como los profetas “asesinados entre el santuario del templo y el altar” (Mt 23,35), como San Oscar Romero aquel 24 de marzo de 1980. Por eso, ahora les contamos entre “los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apoc 7,14).
- PEDIMOS. Que Dios nos done siempre la fuerza de ser sus testigos. Nos done vivir la esperanza cristiana sobre todo en el martirio escondido de hacer bien y con amor nuestros deberes de cada día (Papa Francisco)
- NOS COMPROMETEMOS. Javier y Joaquín, “compañeros de Jesús”, nos comprometemos a venerar vuestra memoria, a seguir, desde las diferentes circunstancias de cada uno, vuestra opción evangélica por los pobres, por la justicia y por la actualización histórica de este Reino que es “ya, pero, todavía no”. AGRADECEMOS vuestro testimonio hasta las últimas consecuencias.
“A seguir luchando hasta que la dignidad se haga costumbre” (Palabras finales del Padre Provincial en la eucaristía del martes 21, en Ciudad de México)
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Con profundo dolor y esperanza cristiana:
Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad, 21 de junio de 2022
Mons. Raúl Vera López (México) Rvda. Emilie Teresa Smith (Canadá)
Co-Presidente Co-Presidenta
Consejo Directivo: Vidal Rivas (Estados Unidos), Maricarmen Montes (México),
Kora Martínez (Centroamérica), Julín Acosta (Caribe), Gerardo Duré (Cono Sur),
José Manuel Mira (Europa), Sean Cleary (Asia-Pacífico)
Abilio Peña Buendía (Colombia) Secretario
Armando Márquez Ochoa (El Salvador) Secretario