VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, 27-2-2022

Eclesiástico 27, 4-7; Salmo 91; 1Corintios 15, 54-58; Lucas 6, 39-45

Domingo de Carnaval, domingo antes de la Cuaresma, antes del miércoles de ceniza, domingo en el que Jesús continúa instruyendo a sus seguidores, a sus apóstoles y discípulos, a nosotros. Jesús nos deja claro en este domingo que si queremos ser sus discípulos tenemos que abrir bien los ojos, no podemos ser ciegos guiando a otros ciegos. Nada más empezar a leer el Evangelio me he imaginado mi disfraz de ciego: me venía a la mente el ciego del Lazarillo de Tormes, el monje ciego de El Nombre de la Rosa, Steve Wonder…

También los ciegos de los Evangelios, aquellos a los que cura Jesús de su ceguera y que son varios. Imaginaos un día sin ver, en serio, cerrar los ojos e intentar salir todos de la iglesia sin abrirlos, niños, mayores, …, menudo jaleo podemos montar, … y los tropiezos, la perdida de orientación, y que ninguno abra los ojos. Hace falta que al menos unos pocos vean para poder orientar a los demás, pero para eso, hemos de tener los ojos bien abiertos. Y, luego, cuando abrimos los ojos, miramos, vemos antes lo que tenemos enfrente, que lo que nos pasa a nosotros mismos, y lo vemos muchas veces para criticar, reírnos, …, sin mirarnos a nosotros mismos.

Dejar de ser ciegos

Jesús nos invita a abrir los ojos, dejar de ser ciegos, pero dejar de serlos para nosotros, mirarnos, mirar a nuestro interior, nuestra alma, ver nuestros defectos, nuestras vigas, lo malo que llevamos dentro, las malas ideas, intenciones, pensamientos, … y corregirlo, para luego corregir a los demás, ayudarles en sus defectos, que son menos que los propios, o así debe parecernos a los que seguimos o queremos seguir a Jesús.

La primera lectura nos ha dicho algo muy similar, pero con las palabras, con lo que hablamos. ¿Cuántas veces he hablado antes de tiempo, sin saber, juzgando y condenando, y he tenido, con el tiempo que tragarme mis propias palabras, pedir perdón y sentirme avergonzado? ¡Qué fácil es con una careta insultar, ridiculizar, avasallar, humillar! Una careta que oculta mi verdadero rostro, y que me ayuda a sacar fuera lo que llevo dentro, pero que no es políticamente correcto.

Tiempo de caretas

Este domingo de carnaval es tiempo de caretas, pero san Pablo, en la segunda nos invita a otro tipo de disfraz: un disfraz que vista lo corrupto de incorruptibilidad, lo mortal de inmortalidad. ¿Es posible acabar con la corrupción? ¿Creo en la Resurrección? Pablo une las dos cosas. El discípulo que espera la Resurrección, la Vida Eterna, es el discípulo que cree posible acabar con lo corrupto, que lucha cada día contra todo tipo de corrupción, y lo hace con esperanza, con ilusión, sabiendo que es posible acabar con la corrupción, pues Cristo ha vencido a la Muerte, la máxima corrupción.

Por todo esto, os invito, a vivir el Carnaval como preparación a la Cuaresma, al encuentro con Jesús, a cerrar los ojos para abrirlos como Cristo quiere que lo hagamos, abrirlos para que vean la Luz y sean luz que ilumine, ayude, oriente, …; a cerrar la boca, para abrirla para bendecir a Dios, para decir bien, hablar bien de Dios y de todos, pues en todos Dios está presente; a disfrazarnos, a cubrir lo corruptible de incorrupción, siendo honestos, justos, leales, buenos, y así, esperar que lo mortal se revista de inmortalidad.

Fotografía: Image by StockSnap from Pixabay

José Luis Bleda Fernández

Sacerdote | Párroco de San Juan Bosco (Cieza, Murcia)