En la Diócesis de Cartagena siempre nos hemos sentido muy unidos a su talante y su compromiso incansable por la Pastoral Obrera

D. Antonio Algora, durante su última visita a Murcia, junto a nuestro presidente diocesano, Enrique Tonda (a la izquierda), Basi López, Cande Hernández, Joaquín Sánchez y Antonio Javier Aranda, de la diócesis de Orihuela-Alicante.

Por REDACCIÓN | La HOAC de la Diócesis de Cartagena, al igual que la Comisión Permanente de la HOAC lo ha hecho en nombre de todos y todas sus militantes, quiere expresar su profundo dolor y sentimiento ante el fallecimiento, víctima de la COVID-19, de Monseñor Antonio Ángel Algora Hernando, quien fuera durante largos años obispo responsable del Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal Española.

Queremos hacer llegar este sentimiento de condolencia a sus familiares, a su hermana Visi, a sus sobrinos y demás familia, y sentirnos unidos a las comunidades cristianas de Teruel y Ciudad Real que pastoreó.

Nos unimos de manera especial a nuestro movimiento hermano Hermandades del Trabajo, de quien era actualmente su obispo asesor.

Don Antonio ha sido siempre para la HOAC un padre y pastor, cercano, compañero, amigo, que ha caminado codo con codo con los militantes obreros cristianos, haciendo suya la misión de evangelizar el mundo obrero.

Junto a nuestra hermana Eulalia Gómez, animadora incansable de la Pastoral Obrera en la diócesis.

No hace tanto que compartió en nuestra Diócesis su cercanía y proximidad.

Su cariño, cuidado, y cercanía, que echaremos de menos, serán difícilmente igualables. Para nosotros ha sido siempre un testimonio vivo de la presencia amorosa de Dios en la vida del mundo obrero.

Damos gracias a Dios por su vida entregada, por su testimonio valiente, y su cercanía entrañable. Damos gracias a Dios por su fe, su esperanza y amor.

En este momento de dolor y esperanza nos sentimos nuevamente convocados en su recuerdo a intensificar nuestra presencia eclesial en medio de la vida del mundo obrero que él acompañó, para seguir mostrando a los trabajadores y trabajadoras que Jesucristo es la propuesta de humanización que nos salva y hace posible la Vida.

Como él solía decir: “Dios te paga, hermano”. Que en esta hora de su paso a los brazos del Padre, el Dios todo bondadoso lo acoja en su ternura amorosa, en la esperanza del encuentro en la vida resucitada.

¡Hasta mañana en el altar, Antonio, hermano, obispo!