Domingo 11 de noviembre de 2019 (XXXII Tiempo Ordinario) | 2º Macabeos 7,1-2.9-14; Salmo 16; 2ª Tesalonicenses 2, 16 – 3, 5; Lucas 20, 27-38 | DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA

Por JOSÉ LUIS BLEDA / Noviembre mes de los difuntos, un mes gris, triste, otoño, caída de hoja, aunque ahora con el cambio climático no sabemos qué tiempo nos espera, aunque está ha sido una semana de viento y lluvia, … Pero es también un mes lleno de esperanza y compromiso, celebramos este fin de semana en muchas iglesias el día de la iglesia diocesana, y, a nivel civil, es una jornada de elecciones para ver si por fin se consigue un gobierno estable, al menos por cuatro años, el próximo domingo celebraremos la Jornada Mundial del Pobre y luego terminaremos el mes con la fiesta de Cristo Rey.

Como siempre el Evangelio es una Buena Noticia, nos trae una Buena Noticia, podríamos decir incluso que dos: la Vida Eterna es real, existe, hay vida después de esta vida; y, esa vida no será como esta. Pero ¿es esto una Buena Noticia? ¿Lo es para mí? O ¿Cómo los saduceos de  entonces eso de la otra vida y que esa no sea prolongación de esta no es nada bueno para mí?

Los saduceos no eran sólo un grupo de gente que no creía en la Resurrección, sino que, en la época de Jesús, era el grupo de gente que controlaba el Templo, saduceos eran los Sumos Sacerdotes Caifás y Anás, saduceos eran los personajes judíos más importantes y con mayor poder social y económico de Jerusalén. Ellos no creían en otra vida, y, creían que Dios ya recompensaba en esta vida a los justos que cumplían con la Ley y mantenían el Orden (la palabra saduceo viene de Sadoq, nombre del Sumo Sacerdote en tiempos de Salomón y que significa Justicia, su traducción literal sería los rectos y los justos). Los saduceos llevaban ya unos trescientos años siendo el referente social y económico de los judíos, y para mantenerse en el poder habían negociado con griegos, egipcios, sirios, romanos…, y los habían traicionado, ya que, en realidad, lo único que defendían era su posición y el mantenerse en el poder y gozar de un bienestar económico que la mayoría de sus conciudadanos no tenía. Por eso, para ellos, no hacía falta otra vida, y menos, si esa no reproducía y no les garantizaba lo que ellos ya tenían en esta, de ahí la cuestión que le hacen a Jesús sobre la otra vida…, y la respuesta de Jesús.

Podemos distinguir dos matices en la respuesta de Jesús. Por un lado, Jesús afirma la Vida, la Vida Eterna, Dios es un Dios de vivos, y para ello cita el libro del Éxodo, el nombre que Dios da a Moisés en la zarza ardiente: Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob…, es Dios de vivos, para Él todos están vivos. Es una respuesta con autoridad, con autoridad bíblica, se basa en las Escrituras, pero daos cuenta lo que significa esta respuesta: para Dios, Abraham. Isaac y Jacob están al mismo nivel, en esta vida uno es padre, otro hijo, otro nieto, para Dios los tres están frente a Él con su nombre, son iguales, son para Dios hijos, Dios es el Dios de los tres, Isaac no se somete a Abraham, así como Jacob no se somete ni a Isaac ni a Abraham… Continúa así la afirmación de que en la otra vida la mujer no lo será de nadie. El otro matiz son las relaciones que habrá en la otra vida: todos seremos como ángeles, todos seremos hijos, la relación que cuenta es la de Dios con cada uno: somos hijos: nadie es nada de nadie, no hay relación de pertenencia ni de posesión: la mujer no lo será de ninguno de sus maridos, pues no pertenece a nadie, es hija de Dios, al igual que cada uno de ellos es hijo de Dios…. Es el triunfo del feminismo, pero es el triunfo de toda causa justa, pues en la otra vida, en la vida eterna, es decir la de Dios, no cabe la injusticia, no cabe que unos posean y otros no, que unos tengan y otros no, que unos sean siervos y otros señores, el único Señor es Cristo y Él será quién nos sirva… Claro, que esto, para quién nunca ha servido, quién no quiere servir, para aquellos que la eternidad se confunde con la fama, el poder, la vanagloria, el permanecer por lo que se posee, se hace, se tiene,…, no puede ser una Buena Noticia; pero, para muchos, para los que sufren, los que luchan, si es una Buena Noticia.

 

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El resto de las lecturas de este domingo acompañan y clarifican el sentido de este Evangelio, de esta Buena Noticia. La primera lectura nos muestra como la fe y la esperanza en la vida eterna, en la vida con Dios, es algo más fuerte que el miedo a la muerte y las amenazas de los poderosos de este mundo, gente que no cree. El creyente tiene enfrente como referencia la Vida Eterna, la Resurrección, la muerte ya ha sido vencida, queda atrás, no será el fin de nada, sino algo por lo que se pasa para llegar a la meta. Por ello, la gente sencilla se nos presenta como ejemplo de lucha, de firmeza, son arrestados, son torturados, son asesinados, pero se mantienen fieles a sus principios, como muchos de los empobrecidos de nuestra tierra, son extorsionados, expulsados de sus tierras, de sus hogares, no se les quiere,…, pero están ahí, se mantienen en pie, firmes, afrontan penalidades, y, si no ellos, otros, algún día llegarán y lo conseguirán… Mientras, en nuestras sociedades que lo tenemos todo o casi todo, recursos, estudios, economía, ante el fracaso o incluso sin llegar a fracasar, ¿cuántos no se quitan la vida o se hunden en depresión?

El creyente sabe, como se nos dice en el Salmo 16, que al despertar nos saciaremos de su semblante, del Rostro de Dios, y en su Rostro estarán los rostros de todos los que amamos, de todos los que nos aman… La única relación que habrá en la otra vida será la relación de amor: el Dios que nos ama, que me ama, que ama al otro, por eso es un Dios de nombres, no dice un pueblo, dice Abraham, Isaac, Jacob, José, David, Ana, Isabel, María… mi nombre también, y el tuyo… Pero todos iguales, o ¿una madre ama más a un hijo que a otro? Dios ama, esa es la relación, … Por ello, Pablo, en la carta a los Tesalonicenses pide para que Dios consuele nuestros corazones y nos dé fuerzas para toda clase de palabras y obras buenas…. Lo pide porque sabe que en el mundo no todos tienen fe, hay gente malvada y perversa,.., pero nosotros no podemos ser como ellos, no podemos actuar como ellos, aunque nos persigan y hagan daño…, nosotros creemos en la Vida, en la Resurrección, sabemos que en esa vida lo único que cuenta es el amor, y el amor pleno, y lo vivimos ya aquí haciendo el bien, vivir aquí conforme lo que creemos haciendo presente ya en esta vida el triunfo de la Vida, por eso lo importante no es poseer, ni ser servido, ni…, sino amar, sentirnos amados y amar, mostrando nuestro amor sirviendo a quién nos necesita.

Ojalá este Evangelio sea siempre Buena Noticia para todos.