Domingo 26 de mayo 2019 (VI de Pascua) / Hechos 15, 1-2.22-29; Salmo 66; Apocalipsis 21,10-14.22-23; Juan 14, 23-29.
Por JOSÉ LUIS BLEDA / Continuamos con el amor, con el amor a Dios que, por nuestra parte, lo manifestamos cuando guardamos su Palabra. Pero ¿cómo se guarda su Palabra? ¿Cómo sé que guardó su Palabra? Jesús lo dice a sus discípulos: si siento, si noto que estoy lleno de Dios, que Dios está en mí y yo en Él. De otro modo también nos lo dice: con la paz, la tranquilidad o serenidad, y, la alegría. La paz es lo primero que trasmite el Resucitado.
Esta ha sido una semana de mártires, un sacerdote congoleño asesinado en Mozambique, otro asesinado en El Salvador, una misionera de 77 años en República Centroafricana… ¿Y cómo viven esto los misioneros, las comunidades a las que han servido? Con dolor, con lágrimas, pero también con paz, sin deseo de venganza, sabiendo que han vivido con el pueblo, con su pueblo, han muerto violentamente, pero han padecido como padecen los de su pueblo. ¿Cuántos han muerto en la República Centroafricana? ¿Cuántos mueren cada día en El Salvador? El misionero, la religiosa, el sacerdote, el creyente es uno más, como Cristo, uno más entre otros dos crucificados, pero él está ahí en la cruz por opción, el sacerdote asesinado en Mozambique o la hermana Inés en República Centroafricana, estaban ahí por opción, porque querían, porque han sentido el amor de Dios en sus vidas y ese amor les llevo a amar, amar a sus hermanos en Mozambique, en Centroáfrica, en…, y el amor no conoce riesgos, no conoce límites, se entrega, y han amado con alegría, y con alegría van al Padre.
Lo contrario del amor, lo contrario del guardar su Palabra, es lo que genera división, malas caras, mal ambiente, es lo que nos presenta la primera lectura: discípulos que no hablan de amor sino de condiciones, de normas, de lo que hay que hacer para salvarse, como si no nos hubiese salvado Cristo, ahora resulta que la salvación depende de circundarse, de vestir así o asá, de rezar a esta hora, de ponerse de rodillas… Las normas, las posturas, las condiciones no salvan… dividen, oprimen, matan… Lo que nos salva es el amor, el amor que nos lleva a entregarnos, el amor que es lo que nos lleva a la Resurrección y a la vida.
Las normas que van vinculadas al Templo y al Santuario, sin embargo en la segunda lectura, el vidente nos dice que en la ciudad santa donde habitará Dios con su pueblo, y todos con Dios, no habrá Santuario, no habrá templo, como tampoco habrá ni sol ni luna, porque siempre habrá luz, porque Dios está en medio, entre, con,.. no hay que buscarlo, ya está, es como cuando se vive el amor, no hace falta buscarlo, ni hacer nada, simplemente está, solo hay que vivirlo, llenarse y entregarse, disfrutar del momento. A esto estamos llamados, a esto se nos invita, a vivir en el amor.
Pero, el amor no puede ocultarse, es algo que se manifiesta, que se expresa, que se comunica. No es verdadero amor el que se esconde, el que se oculta, el que nos da vergüenza… El que está enamorado habla de su amado/a, presume de que ella o él es el mejor, lo muestra y se muestra, lo alaba e invita a todos a alabarlo, y a esto se nos invita en Pascua, a alabar al Amado, a Dios, a contarlo a todos, a manifestar públicamente nuestra fe. Y, esto no como algo artificioso, o que hay que hacer, sino que nos sale de dentro, del espíritu. El amor, la vida, la Resurrección, no son otra cosa que expresiones del Espíritu, el Espíritu creador, que da vida, que resucita, que nos impulsa y lanza para vivir y manifestar el amor. Precisamente, al iniciar esta semana que culminará con la Ascensión, ya se nos invita a ir invocando al Espíritu de amor, que nos une a Jesús y que nos da las fuerzas e impulsos necesarios para amar, amar de verdad, sin vergüenza, sin miedo, sin límites ni barreras.
Permitidme un consejo en este día electoral en nuestro país, aunque yo ya he votado por correo: Votad con amor. Mirad el rostro de nuestros hermanos, especialmente el de los que más sufren: enfermos, ancianos que están solos, niños en situación de violencia y exclusión, refugiados, emigrantes…, amadlos, sentid que son vuestros, nuestros, son parte de mi humanidad, de mi familia, de mí, y vota teniéndolos presentes en tu corazón.