Imagen tomada de www.valenciaplaza.com

Por JUAN GARCÍA CASELLES / Asustado estoy. El jefe supremo de los naranjas, el señor Rivera, que tiene recetas para todos los agentes políticos y que dicen que es el representante de la derecha sensata, o sea , que debe saber de buena tinta las cosas de las que habla, me ha dejado descuadrado con su anuncio a bombo y platillo de que “el señor Torra tiene secuestrada Cataluña para destruir España”, de lo que deduzco que el President debe ser un mago con grandes poderes.

En efecto, si lo que yo entiendo por secuestro es lo que ha hecho el mago Torra debe haber sido hacer desaparecer Cataluña y tenerla escondida y a buen recaudo en desconocido paradero con el fin de obtener el rescate, que en este caso concreto, siempre según el profeta Rivera, es el de destruir España, o sea, que para que aparezca de nuevo Cataluña habrá que hacer desaparecer, primero a todos los casi cuarenta millones de españoles no catalanes que somos y luego todas las tierras que constituyen la geografía de España, con lo que la habrá borrado del mapa.

Hay que reconocer que la cosa tiene su mérito, porque, en lo que respecta a la península, dejaría a Portugal convertido en una isla, lo mismo que Gibraltar, que sería un islote que ya no serviría para gran cosa ya que los barcos navegarían desde donde estaba Santander a donde estaba Valencia sin mayor impedimento. Además tendría que hacer desaparecer las Baleares y las Canarias y a Ceuta y Melilla, amén de las islas Chafarinas, las Columbretes. el peñón de Vélez de la Gomera, el de Alhucemas, la isla de Alborán, la de Tabarca, las Cies, el archipiélago Chinijo, y los demás peñascos que haya por la mar.

Pensándolo bien me pareció que tal cosa no era posible, pero se me apareció en el televisor el señor Casado y me anunció con potente, convencida y severa voz que el Pedro había ido a Cataluña a vender el estado, con lo que llegué a la conclusión que si el Torra era el comprador y a partir de ahora el único dueño y señor de la España toda, tenía la cosa muy clara por aquello de “utendi et abutendi”· ya que bastaría con echar España al cubo de la basura para hacerla desaparecer y entonces la república esa de la que dialogaban el mosso y el guardabosques sería una realidad de lo más real, no como ahora que solo es un deseo y no para todos.

A pesar de todo, el asunto seguía pareciéndome poco viable, pero si el Casado y el Rivera lo dicen, ¿quién soy yo para ponerlo en duda? Así que me fui a la cama hecho un lío y terminé pensando que lo mejor era esperar a ver por donde salía el sol mañana, no sea que salga por Antequera.