Reflexión de la HOAC de Murcia ante la celebración de esta Jornada, en la que se nos invita a reconocer y luchar por la dignidad de la mujer

Por HOAC de MURCIA / El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, es un momento para hablar del lugar real de la mujer en nuestra sociedad. Una mirada rápida, nos hace ver que sigue sufriendo las peores situaciones de las injusticias sociales, tiene peores condiciones de trabajo que el hombre, y sigue siendo víctima de la violencia machista. Seguimos siendo una sociedad injusta, que no cuida a los suyos, que los excluye.

“Las cifras están ahí, son escalofriantes: 55 en el estado español, desde Estefanía, de 24 años, arrojada por la ventana por su pareja en Madrid el 1 de enero, hasta Arancha (que en vasco significa espina), de 37 años, acuchillada por su pareja delante de sus tres hijos menores en Azuqueca de Henares (Guadalajara) el 28 de diciembre, día de los santos inocentes”. *

Con injustos peores salarios por ser mujer. No puede ser que, trabajando más, “posean solamente el 10 % del dinero existente y sufran el 70 % de la extrema pobreza y el 80 % de la desnutrición que padece la humanidad, y que ocupen solamente el 23 % de los puestos parlamentarios, el 17 % de los puestos ministeriales y el 24 % de los puestos de dirección económica, y así en casi todo.”*

Reflejan un modelo económico insostenible que sitúa la búsqueda de beneficio económico en el centro de las relaciones sociales, y que niega la responsabilidad colectiva del cuidado, negando la dignidad de la persona.

Son realidades que nos piden un cambio de rumbo para hacer efectiva la igualdad en el trabajo; para reconocer la importancia del cuidado de todos, y que esto es una tarea de hombres y mujeres; para tener una sociedad que parta de la igualdad de género como una cuestión de justicia.

Y en esta realidad, SOMOS LOS HOMBRES los que tenemos que dar un paso más, denunciando los atentados contra las mujeres; diciendo NO al dominio del hombre sobre la mujer; honrando a las mujeres que ya no están aquí por culpa de la violencia machista; reivindicando unas condiciones laborales igualitarias; cambiando nuestra mentalidad y nuestra actitud en una apuesta decidida por la igualdad de género, durante toda la vida.

La igualdad entre hombre y mujer es una cuestión de justicia, es un derecho de todas y de todos que incluye el derecho a la dignidad.

Una apuesta a realizar juntos, entre mujeres y hombres, para conseguir un mundo donde ambos sean iguales en el trabajo y en la sociedad. Una apuesta para construir una sociedad como lugar de encuentro, de ayuda, de amor y de fraternidad.

Un camino que necesita de un grito: BASTA YA DE VIOLENCIA MACHISTA Y DE DESIGUALDAD DE GENERO

  • que necesita de una educación igualitaria que dé paso a los valores de respeto y dignidad
  • que necesita de más medios que favorezcan esta igualdad (conciliación, protección de la mujer, vigilancia de las desigualdades,
  • que necesita que todos, y especialmente los hombres, se comprometan por unas condiciones dignas e iguales para el trabajo
  • que en la sociedad reconozcamos por igual tanto el trabajo de la economía del cuidado como de la economía productiva
  • donde suprimamos todas las condiciones que en el trabajo generan desigualdad;
  • de un lenguaje que reconozca al hombre y la mujer y donde hombres y mujeres hagamos otra sociedad que nos dignifique como personas y rompa las injusticias y las desigualdades.

También, en nuestra Iglesia hay mucho que cambiar; compartir tareas, reconocer el protagonismo de la mujer es algo que deriva del propio mensaje evangélico.

Hoy, Día Internacional de la Mujer Trabajadora es un momento más para actuar:

  • contra la violencia que sufre la mujer, atentando a su dignidad de persona
  • para no aceptar que en nuestra sociedad y en el mundo del trabajo siga existiendo una desigualdad entre hombre y mujer
  • es un día para seguir comprometidos en la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres.

La igualdad entre hombre y mujer es una cuestión de justicia, es un derecho de todas y de todos que incluye el derecho a la dignidad. Tenemos un sueño, hacer una sociedad y una persona nueva. Y tenemos un compromiso: alzar la voz para que todos los lugares sean espacios de igualdad.

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* Tomado de artículo de José Arregui, POR SER MUJER