Imagen tomada en www.elperiodico.com

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Por JUAN GARCÍA CASELLES / Así clamaba Rufián contra los del PSOE, y no le faltaba razón, porque han vendido a los pobres por un plato de no se sabe qué. Pero ¿solo los del PSOE? ¿No vendió él a su madre (que seguirá limpiando escaleras a los 51 años por cuatro euros la hora) porque el pacto PSOE-Ciudadanos no era el ideal de la izquierda y además no contemplaba lo de la independencia de su amada Cataluña?

Lo mismo de Podemos. Quería un pacto de izquierdas (decían) y Ciudadanos no era más que una variante del PP. Por ir tras del sorpaso perdimos la ocasión de un Gobierno que era un mal, pero era un mal menor.

Y así toda la izquierda española, todos preocupadísimos por la pureza de su postura ideológica y todos despreocupados de la cruda realidad de los niños que pasan hambre, de los viejos que no pueden pagarse la medicinas que no entran en el seguro, de los muchos alumnos que ven pasar los años sin recibir la educación que esperan y merecen, de los que se mueren de sus enfermedades esperando la operación que nunca llega, de los jóvenes nini, de los interinos de interinidad peremne, de los parados de eterna duración, de los pobres en general que siguen aumentando en número gobierne quien gobierne, etc.

La realidad es que la izquierda española ha demostrado, aparte de su endémica desunión, una ceguera general que evidencia la falta de análisis de la realidad en la que nos movemos. Y siguen ignorando aquello de que lo mejor es enemigo de lo bueno, o sea, sigue anclada en un cierto fundamentalismo.

Por eso todo se vuelve en dar explicaciones a la política desde la propia política, cuando el problema debe ser situado en la economía. Esto es capitalismo, y lo demás son gaitas.

No es el PP el que ha destrozado al PSOE, ha sido la patronal, la burguesía, que ha actuado como un solo hombre poniendo los medios necesarios, las teles, las radios, la prensa, la banca, las organizaciones del capital, todos a una, además de las presiones internacionales, las intra-europeas, etc.

Finalmente, ¿para qué necesitamos una derecha si ya estamos nosotros para insultarnos y desprestigiarnos?
Todo esto dicho desde un dolor del que no puedo desprenderme.