Por BERNARDO PÉREZ ANDREO / Llevamos casi un mes de barbarie sobre Gaza y la comunidad internacional sigue impávida los acontecimientos. Los ciudadanos vemos las noticias y nos indignamos, lloramos y sufrimos ante tanta muerte y destrucción, pero somos incapaces de hacer nada para frenar esta locura que ha caído sobre un pueblo sufrido y sufriente que está siendo utilizado como conejillo de indias de nuevas armas y estrategias militares y para entrenamiento de un ejército que necesita estar en guardia constantemente. Gaza está siendo para Israel lo que Guernica para los nazis, la zona de pruebas de una nueva lógica en la guerra: la lógica de la destrucción total.
Los dirigentes de Israel han tomado una decisión final y la aplican de forma metódica. Su objetivo no es Hamas, al fin y al cabo la excusa perfecta, es la propia población palestina, la población musulmana, la población mundial. Israel, sus dirigentes, el Mosad, el ejército, no son más que el ariete mortal de una estrategia de guerra total que los intereses estadounidenses han implementado a nivel global: el desastre como único modo de supervivencia de un gigante con pies de barro, de la nueva Bestia del siglo XXI.
El Imperio Global Posmoderno se desmorona y no tiene otra forma dentro de su lógica que morir matando, destruyendo. Dentro de esta lógica se entiende lo que sucede en Libia, Irak o Siria. Hace tres años, según las revelaciones de Snowden, Estados Unidos, Reino Unido e Israel, por medio del Mosad, crearon el ISIS, ese ejército bien armado de combate en Siria contra todos y en Irak se ha hecho con una parte del territorio, y que tiene ramificaciones en Libia, Nigeria y otras zonas de influencia musulmana. La existencia de este ejército es el mejor justificante hoy día para la existencia del Estado guerrero de Israel. Israel parece como un oasis de orden y democracia en medio de un desierto de muerte y destrucción, pero la realidad es justo lo contrario. Israel crea muerte y destrucción a su alrededor con el fin de justificar su existencia como garante de la paz y la democracia en el mundo. Cuando algo empieza a arreglarse a su alrededor, bombardea, ejecuta, tortura y secuestra con el único fin de generar más guerra y legitimarse a sí mismo. No es casual que justo cuando los palestinos de Gaza y Cisjordania había llegado a un acuerdo, Israel encuentre una excusa, tan desgraciada como la muerte de tres chicos israelíes, para comenzar una guerra brutal contra Gaza. Esta guerra tiene como objetivo crear suficiente odio en Gaza para que sus habitantes se radicalicen, comentan nuevos atentados terroristas y justifiquen así nuevas intervenciones. A la vez, pretende conseguir acallar a los israelíes que buscan y quieren la paz con los palestinos. Por último, Israel crea una cortina de humo para seguir con su estrategia del caos en Oriente Medio.
El Imperio se hunde en su propio lodazal y nosotros nos vemos incapacitados para hacer nada que se oponga a él. Más allá de slogan y consignas, va siendo hora de una acción conjunta y coordinada contra la barbarie del Imperio a todos los niveles, empezando, por supuesto, por derrocar a los gobiernos cómplices que en Europa permiten que este holocausto silencioso vuelva a repetirse en el siglo XXI. Emile Fackenheim, junto con otros supervivientes del Holocausto, se conjuraron para no dar victorias póstumas a Hitler y lo explicitaron como el mandamiento 615, como lo tipificó Lévinas. Hoy, el estado de Israel culmina el trabajo que Hitler no pudo terminar y nosotros, como los alemanes de entonces, asistimos al espectáculo morboso del crimen.
Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, nos acercamos al día de la Bestia, ese día en el que los justos son masacrados por el poder de Satán y dónde los inocentes son llevados a los tribunales sin defensor. Es muy posible que ese día ya esté aquí desde el momento en que asistimos a la barbarie en esta supremo sin que eso suponga ningún tipo de cambio en nuestras vidas. Si a un click del ordenador puedo ver cómo se asesina a niños y eso no cambia nuestra vida, es que la Bestia está aquí, en medio de nosotros, dentro de nosotros.