Reflexión de la HOAC de Murcia con motivo de la Fiesta del Primero de Mayo de 2014, Día Internacional del Trabajo, de las trabajadoras y los trabajadores
Por HOAC de MURCIA / El Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras, es una jornada reivindicativa en la que conmemoramos la solidaridad de los obreros de Chicago de 1886 y las víctimas de la defensa de los derechos laborales. Hoy, 128 años después, vemos, pensamos y sentimos que algo muy duro y sombrío está ocurriendo a nuestro alrededor.
Nos hablan de la crisis, pero… ¿se habla de las personas?
Los militantes de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) queremos aportar en este 1º de Mayo nuestro análisis desde una mirada de denuncia y negación a que grandes masas de población se vean excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Una mirada que considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar.
¿Qué está sucediendo?
Parece claro que la crisis económica en la que nos encontramos ha generado una serie de problemas que, desgraciadamente, no son nuevos para nosotros. Pero sí están alcanzando actualmente una intensidad que hace que casi nadie escape a este drama social.
Ante esta situación denunciamos que:
- La precariedad laboral y empobrecimiento no es solo producto de la situación económica, sino efecto de un mal consustancial a nuestro sistema económico y productivo que no prioriza a la persona, sino al capital: reforma laboral, reforma de las pensiones…
- Las consecuencias de dicha crisis las estén pagando, no quienes la han generado (bancos, grandes empresas, las políticas neoliberales…) sino las víctimas de aquélla, los trabajadores y trabajadoras del mundo obrero: aumento del paro, quiebra y cierre de muchas empresas, expedientes de regulación de empleo…
- En esta situación no a todos nos va igual. Algunos apenas han sentido sus efectos, ya que sus trabajos y sueldos no se han visto reducidos. Otros están aprovechando la crisis para obtener mayores beneficios.
- Esta situación está suponiendo para la inmensa mayoría de la población un progresivo proceso de precarización y pérdida de derechos conquistados a través de la lucha histórica, el sufrimiento y el dolor del mundo obrero: recortes en educación y sanidad, copago sanitario…
Sentimos y constatamos que:
Detrás de esta realidad social hay personas, familias, rostros sangrantes, que no aparecen en los medios de comunicación. Las grandes cadenas y periódicos nos hablan de la crisis, pero… ¿Y el ser humano sufriente de esta situación?
Pensamos que existen unas causas:
- Un nuevo papel de la economía. La crisis se originó con el proceso de financiación de la economía, y las salidas de ésta están sirviendo de tapadera para desarrollar aun más dicho proceso de financiación.
- Una nueva forma de entender el trabajo. La hegemonía absoluta de este modelo económico-especulativo tiene como objetivo el incremento de los beneficios. Y ¿cómo lo logra? Abaratando al máximo los costes, salarios, reduciendo puestos de trabajo… Esta situación está suponiendo un cambio en la función social que ha venido representando el empleo como medio generador de:
- Los recursos necesarios que tienen las familias para poder vivir.
- Las condiciones que posibilitan la construcción de las mismas.
- Los derechos básicos de las personas.
- El desarrollo personal. El trabajo precario no posibilita la realización de las personas, no es fuente de vida, sino de miedo y frustración.
- El desarrollo social. Esta forma de concebir el trabajo nos lleva al individualismo, ya que no deja tiempo para el desarrollo social que todo ser humano necesita, quedando anulada la relación con los otros, el cuidado de las personas mayores o niños.
- Una transformación de la política y el Estado. Los cambios que se vienen gestando desde hace ya varias décadas, con la crisis y las diferentes propuestas para salir de ellas, se están imponiendo y poniendo de manifiesto. Algunos de estos cambios son: la Crisis de la democracia, a través de la cual se van imponiendo un conjunto de teorías y prácticas que van mermando la capacidad política de los gobiernos. La quiebra del Estado del Bienestar (vivienda, educación, sanidad, pensiones). Unas organizaciones políticas, sindicales y sociales que se dedican a poner “parches” en los aspectos derivados de la transformación del modelo social.
Pero, a pesar de este drama social, queremos celebrar los signos de esperanza, los testimonios de comunión y solidaridad entre familias o grupos de personas que están apareciendo ante la situación de falta de los más básico (vivienda, alimento, vestido, energía…) que viven tantas familias empobrecidas, experiencias gozosas de comunión y solidaridad, de apoyo mutuo, de resistencia no violenta, de alegría en el compartir lo que no sobra.
Por todo ello, queremos seguir sintiéndonos vivos, alzando nuestras voces, luchando y comprometiéndonos en:
- Priorizar los derechos de los que no tienen trabajo, reclamando una renta básica de inserción.
- Buscar alternativas al sistema capitalista, desde una manera de vivir más sencilla, humana y solidaria.
- Ser la voz crítica de los sin voz, allá donde estemos.
- Transmitir una visión del Estado y de la democracia como servicio a los ciudadanos.
- Seguir luchando y caminando en la lucha de valores como: la solidaridad, el desarrollo integral de la persona, la importancia del ser frente al tener, el trabajo y la defensa del medio ambiente…
Y para todo esto, necesitamos seguir creyendo en la utopía.
Necesitamos seguir creyendo que no pueden robarnos la esperanza, porque, como se pregunta Eduardo Galeano, ¿para qué sirve la utopía? Por mucho que yo camine… nunca la alcanzaré. Para eso sirve, para caminar.
Y, además, para que este compromiso permanente no decaiga… Necesitamos aire… Mucho aire… Aire para respirar… Para sentir… Para seguir teniendo claro que los valores que este sistema capitalista transmite (la búsqueda del interés particular, la competitividad, la obtención del máximo beneficio a costa el sufrimiento de las personas) no pueden parar nuestro compromiso en defensa de los más débiles del sistema.
Necesitamos aire para respirar
Todos pedimos aire,
Aire para reír y suspirar
Aire para que nuestras palabras
No se estrellen en murallas
Construidas a punta de muerte.
Es por el aire por lo que cantamos,
Poetas, músicos, habladores,
Nuestro pueblo está sediento de aire,
Se está ahogando nuestro pueblo
En el olor fétido de la carroña.
Es aire lo que se respira en el subsuelo
Allí donde se esconde el verbo nuevo.
Es aire lo que se respira en las montañas,
A pesar de los gritos,
Es aire lo que se respira,
Es aire.
Todos están oliendo -a escondidas-
un aire limpio.
Gioconda Belli
No queremos que se apropien también de nuestra cultura.
No a una economía que genera exclusión:
Así como el mandamiento de “no matar” pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir “no a una economía de la exclusión y la inequidad”. Esa economía mata.
(Evangelii Gaudium, Francisco)