Este día para los hombres y mujeres de la HOAC, inspirándonos en Jesús de Nazaret -a quien tanto conmovía el sufrimiento humano– se hace silencio, recuerdo, reflexión, denuncia y reivindicación
Por HOAC DE MURCIA / Un pequeño repaso a la historia nos dice que, paso a paso, las mujeres trabajadoras hemos conseguido salir de la oscuridad, levantar el velo que por siglos nos ha cubierto. Ahora tenemos rostros, miradas, voces, trabajos, profesiones, derechos, dignidad, responsabilidades… Estamos saliendo de la marginación, el aislamiento, la incultura, la indignidad a la que nos quieren condenar como personas incompletas.
También somos frágiles, vulnerables y el peso nos abruma y temporalmente sucumbimos. El dolor, el grito y las lágrimas son algo que nos hemos encontrado a menudo en el camino y que nos acompañan a lo largo de los años. Lo recordamos:
1908. 129 mujeres trabajadoras mueren abrasadas en una fábrica por pedir mejores condiciones laborales. Pedir dignidad como personas y trabajadoras mata. Mujeres que antes y después lucharon en el anonimato y… sembraron.
2013. Más de 1000 muertos, la mayoría mujeres, y miles de heridos en Pakistán por las dramáticas condiciones en las que trabajaban. Son compañeras nuestras. Trabajan también para empresas de nuestro país que se enriquecen con su miseria.
Un año más nos causa temblor, impotencia, el número de mujeres que sigue sufriendo la violencia machista.
2013. 50 mujeres y 5 niños murieron y otras 5 en el comienzo de 2014. A los niños los mataron para hacer más daño a sus madres.
Miles de mujeres sufren los malos tratos y la violencia en silencio: 6 de cada 10 jóvenes sufren acoso y malos tratos por la red o el móvil.
Pagamos un altísimo precio sin saber: ¿Por qué? ¿Hasta cuándo?
Si miramos nuestro entorno podríamos llegar a la conclusión de que las mujeres hemos dado un paso de gigante. Donde hay poder hay mujeres. Han recogido el fruto que otras sembraron.
Teníamos el sueño de verlas ahí para cambiar la sociedad, hacerla más humana, más igualitaria, con más oportunidades para todos, más justa, más feliz. Donde el Bien Común tuviera primacía frente a otros intereses. ¿Qué ha sucedido?
Hemos visto que un violento huracán deshumanizador se abatió sobre nosotras y como paja, se ha llevado nuestras conquistas. Que esta ruina colectiva ha llenado los bolsillos de muchos desalmados que trafican con el sufrimiento de los más débiles. Y ahí había mujeres colaborando al derrumbe, al desastre perverso.
¡Cuántas ilusiones rotas!
Creemos que otra política de las mujeres es posible y que otras mujeres políticas también son posibles.
Las mujeres trabajadoras sabíamos que el horizonte estaba muy lejos, el camino era largo… y estamos en la batalla por la Esperanza, la última Esperanza que es la Justicia.
El árbol bueno no puede dar frutos malos.
El árbol malo no puede dar frutos buenos.
Por sus frutos los conoceréis. (Mt 7, 15-2)
Nuestra reflexión nos lleva también a la Iglesia: Es otro sueño. Sentimos que en ella, cuando es patriarcal, no contamos para nada, que uno de los signos de los tiempos somos las mujeres y la Buena Nueva del Evangelio Liberador también es para las mujeres.
Reivindicamos una vez más nuestro Ser Persona. Personas libres, con dignidad, derechos, inteligencia, con sentido por nosotras mismas, no en función de esposas sumisas, madres, cuidadoras o cualquier otra función que quieran asignarnos. Queremos decidir en todos los aspectos de nuestras vidas sin que nadie viole nuestros cuerpos, ni nuestras conciencias. Así exigimos que se nos trate y respete.
Sufrimos las últimas posiciones en todo: las jornadas de trabajo más largas, los salarios más mezquinos, condiciones de trabajo inseguras y precarias. Estamos cansadas de las interminables colas del paro, del desalojo de nuestras viviendas, de los engaños, las manipulaciones. De ver las caras tristes de nuestros hijos, el desamparo de nuestros mayores, enfermos y dependientes.
NOS QUEDA LA REBELDÍA.
Somos esposas, madres, abuelas, trabajadoras, ciudadanas, votantes… Podemos hacer una sociedad mejor. Una sociedad más justa; una democracia más profunda, no un simulacro de democracia, condiciones de trabajo más dignas, mejor reparto de la riqueza…
“Lázaro:
Levántate y anda”
Hay países donde asistir a la escuela mata. Hay niñas que están dispuestas a dar la vida por asistir a la escuela y porque otras también lo hagan y a defender sus derechos.
Un aula, palabras, un libro, un cuaderno, un lápiz y un compromiso serio son buenos pilares para una sociedad nueva.
Es esperanzador y emocionante su valentía y su compromiso en medio del terror.
Vayamos de conquista a sonrisa,
de sonrisa a conquista.
Hasta la última ESPERANZA.