Por JOAQUÍN SÁNCHEZ / El fascismo político se ha transformado en un fascismo social. Ya no se utilizan las armas, sino la economía. Antes se adoctrinaba, ahora se manipula adormeciendo las conciencias; antes se despreciaba al pueblo, ahora se le empobrece; antes no había prestaciones sociales, ahora se recortan y se suprimen. Antes no había libertad, ahora existe la libertad pero las condiciones laborales, sociales y económicas impiden ejercerla.
El fascismo encarna el autoritarismo y el absolutismo, un concepto de la vida que conlleva el desprecio de todos aquellos que no sirven a esta causa o son críticos y sufren la represión sino no hay una adhesión. El fascismo divide a la sociedad entre la élite social y económica y el resto de la gente, que no tienen ningún valor. Es una sociedad estructurada entre unos pocos dictadores y el resto del pueblo que se tienen que limitar a enaltecer a eso dictadores y obedecer sus dictámenes de una forma ciega. El pueblo no piensa, obedece y aclama y vitorea. El fascismo social sería ese fascismo encubierto que está dictando que el 1 por ciento de la población tenga todo el poder y el 99 por ciento de la población se limite a obedecer. Este fascismo social se recubre de democracia y libertad de expresión y manifestación con el objetivo de desmovilizar y que aceptemos la dictadura de los mercados, es decir, de los mercaderes. Esto se descubre tan sencillamente cuando nos preguntamos quién gobierna en el mundo: ¿el pueblo o los financieros y enriquecidos? Nosotros podemos votar una opción política que ha presentado un programa social, económico etc., pero ese programa se anula en el mismo instante que hay un ganador que va a hacer los que marquen los financieros, los inversores, personas con grandes fortuna, los especuladores… Decía Noam Chomsky que las bolsas votan todos los días.
Dice alguna gente progresista que quien gane las elecciones lo tiene muy crudo para hacer otro tipo de política económica, que ya todo está más que establecido y decidido, incluso, afirman que si ganara la izquierda no podrían hacer mucho, porque no tienen margen de maniobra. Esto es la expresión de ese facismo social. Este facismo social tiene su sede en Wall Street, en la City londinense, en el Banco Central Europeo, en el Banco Mundial, en el Fondo Monetario Internacional…
Vamos a ver algunas expresiones de ese fascismo social.
Cada vez que se recorta en ayudas a personas vulnerables física y mentalmente es fascismo social.
Cada vez que se recorta la Ley de dependencia es fascismo social.
Cada vez que se hacen leyes más restrictivas contra los inmigrantes y se les encierra en los Centro de Internamiento de Extranjeros (CIEs) es fascismo social.
Cada vez que hay leyes más represivas como ley mordaza, es fascismo social.
Cada vez que se recorta en sanidad, en educación y en política social es fascismo social.
Cada vez que se intenta privatizar los servicios públicos es fascismo social.
Cada vez que los gobiernos son indiferentes al sufrimiento de su pueblo, además de provocarlo, es fascismo social.
Cada vez que hay un desahucio y se despoja de su vivienda, de su hogar es fascismo social.
Cada vez que se priva del derecho al agua y a la luz es fascismo social.
Cada vez que hay reformas laborales que recortan derechos, fomentando jornadas interminables con salarios de miseria, es fascismo social.
Cada vez que se articula las condiciones para aumentar el paro y la precariedad es fascismo social.
Cada vez que se ayuda a los bancos en sus deudas privadas es fascismo social.
El convertir la deuda de los banqueros y los grandes empresarios del Ibex-35 en deuda pública es fascismo social.
Cada vez que se condena a la gente al hambre y a la miseria es fascismo social.
Cada vez que se acusa a la gente de ser el causante de esta estafa financiera porque nos dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades es fascismo social.
Cada vez que se ha dado un caso de corrupción es fascismo social.
Cada vez que se criminaliza la pobreza es fascismo social
Así podríamos enumerar algunas expresiones más. Sé que puede sonar este término como algo exagerado y más en un sistema democrático, pero es una realidad, porque cada vez hay más pobreza y represión. Han diseñado, planificado un sistema económico que gobierne quien gobierne no lo pueda cambiar o por lo menos lo tenga muy complicado. Quieren un sistema aparentemente democrático para evitar un levantamiento social, sabiendo que los resultados electorales no van a importar porque las decisiones importantes se toman en los centros de poder económicos.
Nosotros seguiremos señalando a eso dictadores, visibilizando sus estrategias para conseguir ciudadanos sumisos e inofensivos y deslegitimando el capitalismo para reconstruir una democracia real y ya. Queremos libertad, pero una libertad que se pueda ejercer, que se pueda sentir y que se pueda construir entre todos, porque la libertad se conquista y si nos la quieren arrebatar seguiremos siendo insumisos y desobedientes, porque la libertad es parte esencial del ser humano y de la propia existencia. No puede haber vida sin libertad ni libertad sin vida.