Por JUAN GARCÍA CASELLES / La Excma. Sra. Dª Montserrat Gomendio, secretaria de Estado para la Educación y otras cosas, tal y como nos informa el teletexto de TVE, atribuye la huelga de los docentes a “intereses económicos”, o sea, que supone que los enseñantes anteponen el incremento de sus salarios al bien de los inocentes educandos. Y es que ya se sabe que los intereses económicos no solo son egoístas e insolidarios, sino que, además suelen ser turbios y sospechosos.
Nada que oponer en principio. Pero resulta sorprendente que la miembro de un Gobierno que nos tiene atosigados con la economía y cuya labor más importante, según ellos mismos, es arreglar la economía, acuse a alguien de actuar por intereses económicos.
Si actuar así, por razones económicas, es malo ¿dónde podríamos encontrar algo tan profundamente malvado como nuestro Gobierno que justifica toda su labor, todos sus crímenes contra los más débiles, privándoles de los más elementales derechos a la salud, a la educación, a la atención a las necesidades extremas sencillamente en razones económicas, en unas razones que a la señora secretaria le parecen perversas?
¿O acaso pretende dicha señora que los intereses económicos de ella, su partido, su patronal, sus bancos, sus multinacionales, son intereses buenos, mientras que los intereses de los maestrillos son gravísimo pecado?
Pues bien, de eso precisamente se trata. Cuando los políticos del PP (y los de los otros partidos, con honradas y escasas excepciones) hablan de la economía de España, no están hablando de los salarios de los docentes, ni de los salarios de ningún trabajador, ellos hablan de los beneficios de la burguesía (la de verdad, no los autónomos y otros emprendedores de tres al cuarto), es decir, la de las grandes empresas, la de las multinacionales, la de la banca, la de los grandes terratenientes, etc.
Hagamos un pequeño cálculo. En los seis últimos años (cuatro de crisis y dos más de recortes y política europea de recesión provocada políticamente) el Producto Interior Bruto (PIB) ha caído un cinco por ciento como mucho. En el mismo tiempo la gente más pobre y las clases medias han perdido entre un diez y un veinte por ciento de capacidad adquisitiva, como mínimo. Si el reparto de la crisis y los recortes hubiera sido equitativo, tanto los ricos como los pobres deberían haber perdido un cinco por ciento. Pero si los más débiles han perdido más es porque los ricos han perdido menos, o, por mejor decir, porque los ricos no solo no han perdido nada, sino que, en realidad, han mejorado notablemente.
Leed la prensa y veréis que los Bancos y las grandes empresas ganan más dinero que nunca y el número de millonarios se ha incrementado en un trece por ciento.
Y es que en el capitalismo la economía va bien cuando a los empresarios, a los ricos, les va bien. Por eso están tan contentos Botín, Rajoy, la patronal, el Obama, la Merkel, los de FMI, los del BCE y demás explotadores y beneficiados del mal ajeno. ¡Y aún la Gomendio se permite la injuria de acusar a los profesores de querer mejorar sus salarios!