Él nunca permaneció indiferente ante el sufrimiento humano; su vida y su palabra son para nosotros la prueba de tu amor” (Plegaría eucarística V/c)

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Un momento de la protesta, en la calle Platería, junto a uno de los bancos ‘visitados’./JERÔME VAN PASSEL

TEXTO COMPLETO DE LA CARTA / Hace más de un año que fue presentado el documento “En el Nombre de Dios, ¡basta ya de desahuciar a familias!”. Seguimos viendo y escuchando el sufrimiento de miles de personas y familias que gritan que no tienen para alimentar a sus hijos porque se han quedado en paro, como consecuencia de la estafa financiera que ha tenido un carácter global y ha supuesto el enriquecimiento de unos cuantos y el empobrecimiento de la mayoría. En este sentido, recogemos las palabras de denuncia del Papa Francisco hacia el capitalismo -que provoca estas situaciones-, y nos interpela a estar al lado de los más desfavorecidos.

Los bancos, con la complicidad de muchos políticos con responsabilidad de gobierno, han sido los causantes de esta crisis, sin asumir responsabilidad alguna. En cambio, las víctimas de ella, trabajadores, pensionistas, empleados públicos, enfermos, enfermos mentales y psíquicos, discapacitados, personas mayores, autónomos, pequeños empresarios…, han sufrido las consecuencias de comportamientos de avaricia, codicia, poder, ambición y crueldad. Todo esto se ha traducido en hambre, en cortes de luz y agua, falta de ropa en condiciones, en no pagar los seguros e impuestos, en pérdida del sentido de la vida, en depresiones profundas, en desgarro personal y familiar. Se les ha arrebatado el futuro, y el presente es un infierno.

Todo el sistema financiero ha recibido, de una manera directa o indirecta, miles de millones de euros en concepto de rescate financiero, lo que ha provocado que nuestro país se endeude aún más por su codicia. Y eso ha supuesto, a su vez, brutales recortes en sanidad, educación y política social, y la consiguiente pérdida de miles de puestos de trabajo, que es el principio de la pobreza y la exclusión social.

El sistema financiero, entre el cual se encuentra su banco, ha respondido primero, con la no devolución del dinero público; decisión avalada por los políticos. Después, ha mantenido los desahucios de las familias; ha establecido intereses, comisiones y tasas que las personas no pueden asumir; ha obligado a poner como avalistas a los padres e incluso a los hijos; ha retenido dinero que éstos necesitaban para comer, e incluso, se ha quedado con ayudas de urgente necesidad que las familias han recibido de Servicios Sociales… Todo esto provoca desahucios y pobreza. Están estrangulando a la gente de una manera cruel. A esto hay que sumar el acoso que realizan cuando la gente empieza a dejar de pagar alguna cuota; acoso que hace que muchas personas abandonen la propia vivienda porque no pueden más y cambien de número de teléfono.

Imagen Gesto-002Por todo ello, en nombre del Dios de Jesús, les pedimos que abandonen estas prácticas y sean un servicio a la sociedad facilitando el pago de la vivienda, paralizando los procesos judiciales de desahucios, fomentando la dación en pago, la condonación y el alquiler social, y estableciendo comisiones razonables e incluso eliminando algunas. También tienen la responsabilidad de devolver ese dinero público para que se invierta en sanidad, educación y política social. En este sentido reafirmamos que “el desarrollo económico, al servicio del hombre” (Gaudium et spes, 64).

Creemos que una sociedad que presenta estos contravalores evangélicos y no tiene comportamientos morales y éticos donde la persona sea lo primero, está creando una sociedad injusta e inhumana, contraria a la voluntad de Dios.

Por tanto, les pedimos que: “EN NOMBRE DE DIOS, DEJEN DE DESAHUCIAR Y EMPOBRECER A LAS FAMILIAS”.