Por JUAN GARCÍA CASELLES / Dicen los de la prensa que Rajoy se ha retirado a meditar sobre la situación española y preparar el Pleno en el va a dejar todo claro sobre no se sabe qué, porque lo que anuncia es que va a hablar sobre la situación económica, que va la mar de bien, para ellos, claro.
Si fuera inocente, que ni siquiera él se atreve a decir semejante cosa, la cosa sería sencilla. Bastaría con decir que él no sabía nada del asunto, a pesar de que el Bárcenas era su íntimo amigo y que tenía el despacho a su ladito mismo. Añadiría que aunque los indicios le incriminan la realidad es que ha sido engañado por una trama urdida desde dentro de su propio partido por un atajo de delicuentes que solo prendían hacerse de oro a costa de la política, o sea, de todos los españoles. El partido no tendría nada que ver porque solo unos pocos aprovechados, en connivencia con algún que otro empresario (o emprendedor) desaprensivo, son los responsables del lío.
Debería tirar de la manta y enumerar uno a uno todos los implicados en la trama y así podría salvarse de la quema. Pero siguiendo su tradicional manía de irse por las ramas y sabiendo como sabe a ciencia cierta que los españoles somos un atajo de tontos gilipollas, como quedó bien demostrado cuando le votamos, lo normal es que siga diciendo un montón de vaguedades que luego el ABC y La Razón tratarán de vendernos como explicación suficiente y clara.
Como al mismo tiempo dejará claro que seguirá defendiendo los intereses del gran capital, tanto el FMI como Washington y Bruselas le apoyarán aunque se rían por lo bajini. Puesto que los amos del mundo le protegen, tenemos Rajoy para rato, salvo que encuentren algún otro servidor que les obedezca ciegamente y resulte menos conflictivo, cosa no tan sencilla como parece, porque perros tan fieles como Mariano no abundan.
A ver si hay suerte y me equivoco y hay alguien que le apriete las tuercas y le obligue a decir de una puñetera vez cuánto gana y de cuántos sitios cobra, o sea, quién le paga para hacer las cosas que hace.