«La desobediencia civil es legítima cuando las acciones ciudadanas significativas y pacíficas tienen esa fuerza para transformar y subvertir un orden que humilla y destruye la vida humana»
Por JOAQUÍN SÁNCHEZ SÁNCHEZ / Dicen los defensores a ultranza de este statu quo neoliberal y socialmente darwinista que por las malas no se consigue nada. A raíz de esta afirmación nos podemos preguntar si por las buenas se consigue algo. Estamos cansados de manifestaciones multitudinarias y constantes cuya respuesta de los defensores de este sistema inmoral e inhumano es el mismo: Hay derecho a manifestarse, a la libertad de expresión, pero vamos a seguir aplicando las medidas necesarias e ineludibles, es decir, seguir pagando las deudas de los banqueros, financieros y especuladores que tienen entre ellos. Cuando la manifestación termina todos a sus casas, la policía se retira. Ellos entienden que manifestarse es desahogarse, canalizar la rabia social, pero sin posibilidades de cambiar o transformar las causas que están causando la pobreza y la miseria y poniendo en jaque al medio ambiente. Según su cosmovisión este mundo les pertenece, son los amos de la vida y de la muerte y de las condiciones de nuestra existencia. Esto lo dicen los portavoces y encargados de esta función, que no son otros que muchos políticos y personas que tienen capacidad y poder de decisión.
Esta claro que el sistema ha integrado las manifestaciones como están concebidas, que no es otra manera, que burocratizar las protestas, es decir, pedir el correspondiente permiso y que te lo concedan, aunque se traduzcan siempre en notificaciones. Según el sistema hay que pedir permiso a los cómplices de este empobrecimiento, que no es sólo económico, sino también cultural, educativo, reduciendo la potencialidad de la persona a sentir y pensar como tal.
Ante esto, hay que dar un paso más, que es la desobediencia civil ante leyes, decisiones, acciones y omisiones que son injustas porque atentan contra los Derechos Humanos, nuestros valores constitucionales, que condenan al ser humano a un destino de explotación y opresión, cercenando su libertad y su dignidad y que sólo les deja como salida los comedores sociales si pueden cubrir todas las necesidades. El déficit económico que han provocado los sectores económicos se quiere compensar aumentando los «déficits sociales y democráticos». Los políticos con capacidad de gobierno y actores financieros nos piden que tenemos que hacer sacrificios, utilizando el nosotros de una manera cínica e hipócrita. Estoy absolutamente convencido que estas medidas de recortes si afectara a sus hijos y a sus familiares y amigos, no lo harían. No veo a un político tomando una decisión que suponga que sus hijos no van a poder cenar o que los puedan desahuciar y quedarse sin su vivienda No nos piden sacrificios, sino que sacrifiquemos nuestras vidas y la de los nuestros en aras a un codicia sin límites y destructiva socialmente y ecológicamente.
Por tanto, ante esto sólo cabe, además de las protestas y manifestaciones ya tradicionales, la desobediencia civil pacífica, que suponga acciones ciudadanas significativas, que sean constantes en el tiempo, organizadas de tal manera que no demos tiempo a reaccionar y que suponga interpelación, protesta, reivindicación y que tenga esa fuerza de poder transformar la competitividad en competencia, el egoísmo en compartir, el acumular en repartir y redistribuir, la violencia en paz, la indiferencia en participación, la manipulación en transparencia, la corrupción en honestidad y honradez, el odio y el rencor en reconciliación, la dictadura, ya sea política o económica, en democracia participativa, el miedo en libertad, la represión en diálogo… ¿Qué pasaría si algún día en Murcia ocupáramos todos los organismos oficiales, tanto de las administraciones regionales como estatales y esto lo hiciéramos de vez en cuando?
Gracias a la desobediencia civil a través de estas acciones ciudadanas significativas la humanidad ha dado pasos importantes para la humanización. Gracias a esas acciones la mujer puede votar, en España pasamos de la dictadura a la democracia, se condena el racismo y así una infinidad de logros, que en la actualidad quieren que perdamos parte de ellos.
Un buen ejemplo de estas acciones ciudadanas significativas fue el hecho que protagonizó Rosa Parks, mujer negra que se negó a sentarse donde tenían establecido los blancos en el autobús. Su negativa provocó su detención y gracias a eso Luther King se entrevistó con ella y partir de ahí se inicio esa lucha por la igualdad. Rosa Parks no tiró ninguna piedra al autobús ni insultó, sencillamente desafió al sistema con su propia vida.
Desde este artículo hacer un llamamiento a la desobediencia civil, que no es legal, pero es legítima cuando estas acciones ciudadanas significativas y pacíficas tienen esa fuerza para transformar y subvertir un orden que humilla y destruye la vida humana. Es una obligación ética y moral por luchar por la dignificación y la humanización de nuestra sociedad.