Por JOAQUÍN SÁNCHEZ SÁNCHEZ / Tenemos que anunciar que la democracia, después de varios años de enfermedad causada por el cáncer de la avaricia, la codicia, la indiferencia y apatía social y la corrupción política, ha fallecido el miércoles día 11 de julio. Ese día la democracia sufrió una parada cardíaca cuando el gobierno de Rajoy, el que pronuncia las eses hasta desesperarte, sustituyó la libertad y la igualdad, los actuales pilares en Europa del Estado del Bienestar, por la ambición del dinero.
Sus sentidos hijos: pobres, dependientes, parados, empelados públicos y gente sencilla que le cuesta horrores llegar a fin de mes, piden una oración sincera por tan lamentable pérdida. Expresan que sólo les queda llorar y lamentarse ante la impotencia de su fallecimiento.
Sentimos que la democracia haya sido usurpada y traicionada por gente que se está forrando a base de bien y, sobre todo, de empobrecer a los más pobres y destruir la clase media, beneficiándose ellos mismos y a sus amos, que son los que tienen el dinero, y en la actualidad todo el dinero, a los demás nos van a dejar la calderilla.
Sentimos que la clase trabajadora y la gente en general no se movilice, e, incluso, que muchos obreros y obreras piensen que la solución es apoyar opciones políticas que van claramente contra la clase trabajadora.
Agradecemos sinceramente a todos aquellos que de alguna manera han luchado por cambiar el destino de la democracia e intentar hacerla revivir con dosis diaria de lucha, de inconformismo y de querer que todo el mundo, sin excluir a nadie, tenga un futuro digno. Con la muerte de la democracia ha muerto la dignidad humana.
Rezamos y porque creemos en la resurrección, seguiremos esperando desde la lucha y la rebeldía para que nuestra democracia resucite y ocupe el centro de nuestra vida política, junto con la igualdad.
Sabemos que la gente mala va a intentar convencernos que no se puede hacer nada y que esto es lo mejor para nosotros, es decir, para que seamos libres nos quitan la libertad, para que tengamos un futuro nos dejan sin presente ni futuro y además nos reprochan nuestro pasado –“Habéis vivido por encima de vuestra posibilidades” (esto lo dicen los que viven de la mentira, la corrupción, la ilegalidad y nos roban por encima de nuestras posibilidades). El problema que hay muchas buenas personas que se lo creen.
Habrá un día, un nuevo día, que la libertad y la justicia, renazca el cielo nuevo y una tierra nueva. Seguiremos alzando nuestras voces y nuestras manos.