Por JOSÉ MIGUEL GAMBÍN GALLEGO * / “La dictadura económica se ha adueñado del mercado libre; por consiguiente, al deseo de lucro ha sucedido la desenfrenada ambición de poderío; la economía toda se ha hecho horrendamente dura, cruel, atroz. A esto se añaden los daños gravísimos que han surgido de la deplorable mezcla y confusión entre las atribuciones y cargas del Estado y las de la Economía…” (Pio XI: Quadragesimo anno, nº 109)
Algunos nos llaman despectivamente “curaflautas». No nos conocen de nada, pero en cuanto se enteran que unos curas opinan sobre cuestiones sociales, y propone cambios en la sociedad actual, entonces aplican la etiqueta que tienen más a mano. Puede sonar mal el apelativo, pero no me desagrada. Por las resonancias que tiene en cuanto a cercanía a los problemas reales de la gente. Un cura debería de ser un experto en cercanía y fraternidad, como de hecho lo son muchos que trabajan en silencio dando lo mejor de ellos mismos, aunque ésos nunca salen en las noticias. Nosotros nos hemos convertido en actualidad simplemente porque hemos firmado un documento en el que pedimos que se revisen las condiciones legales que hacen posible los desahucios de miles de familias. Poco hemos hecho físicamente, simplemente hemos elevado nuestra voz en favor de los aplastados por el poder del dinero.
No parece que sea pedir la luna. Es injusto que una familia pierda casa, inversión, y encima quede endeudada de por vida, condenada a la marginación, pues todo lo que gane quedará a disposición del banco. En otros países del mundo existe una ley que prevé la dación en pago. No se trata de poner en marcha la revolución bolchevique. Simplemente, es cuestión de impedir que miles de familias sean condenadas a la miseria de por vida. El Estado debería ser el primer interesado en evitar que este fenómeno de depauperación masiva se produzca. ¿Nadie ha pensado en soluciones para evitar que tengamos decenas de miles de personas Viviendo en la calle, o de prestado, y con una condena de por vida? Para otras cosas sí que se encuentran fácilmente miles de millones. ¿Es eso muy difícil de entender? Lo que aparece fácilmente a la luz, es que en nuestra sociedad hay dos clases de ciudadanos: Los privilegiados, y aquellos que siempre pagan los platos rotos.
Lo que sí tengo muy claro es que la Iglesia debe de estar al lado de los más débiles. Y en parte ya lo está. Mucha gente habla de Caritas con respeto y admiración. Y con razón. Los voluntarios de Cáritas son en estos tiempos duros la expresión de lo mejor de la Iglesia. Desde estas líneas expreso mi reconocimiento hacia esta gente que dedica lo mejor de ellos mismos a la tarea de aliviar el sufrimiento ajeno desde una generosidad sin límites basada en el Evangelio. Cáritas es una de tantas organizaciones de Iglesia, pero hoy día es la más visible.
Pero no basta con aliviar las heridas. Hay que denunciar la causa de las injusticias. Desde los textos de los profetas, hasta los discursos de los Padres de la Iglesia, pasando por los escritos de Fray Bartolomé de las Casas, y los textos de las encíclicas sociales de los últimos papas, hay una constante: La Iglesia debe denunciar la causa de la miseria, del sufrimiento, de las desigualdad. En eso no somos nada originales.
Y, en estos tiempos en los que asistimos al empobrecimiento generalizado de la sociedad en beneficio de unas minorías cada vez más poderosas e influyentes, tenemos la obligación como cristianos y como religiosos, de levantar la voz, para decir a tanta gente aplastada por la máquina implacable de los mercados financieros, que no están solos, que somos muchos quienes queremos que este mundo sea más solidario. Que queremos cambiar las reglas de un juego en el que siempre ganan unos y pierden los mismos. ¿Es tan difícil de entender? ¿Qué pruebas nos faltan todavía, cuando vemos que día a día aumenta el número de personas empobrecidas, arruinadas, y condenadas a la miseria? ¿Nos vamos a limitar a vendar las heridas, o vamos a intentar detener el arma que las causa?. ¿Nos contentaremos con aliviar los dolores de las personas arruinadas, o daremos un paso más, y denunciaremos esta máquina de fabricar pobreza?
Quienes no entiende esto deben considerar que el mundo está bien así, y que no hay otra alternativa, y que somos locos ilusos por querer cambiar las cosas. Sí, somos locos ilusos. El mundo siempre ha mejorado gracias a los soñadores. Y un discípulo de Cristo tiene la obligación de ser soñador, más que nadie. Así que seguiremos soñando, y elevando nuestra voz.
Por eso, siguiendo una tradición eclesial de siglos, basada en el mismo evangelio, me siento en la obligación de gritar en favor de los más oprimidos, como sacerdote, como cristiano, como hombre, invitando a mis hermanos a perder los miedos, y unirse al clamor de quienes soñamos con un mundo sea según el sueño de Dios.
Si callara me convertiría en cómplice.
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* José Miguel Gambín Gallego es sacerdote salesiano, director del Colegio Salesiano “Don Bosco de Cabezo de Torres (Murcia) y misionero durante 22 años en Malí (África Occidental).
Jose Miguel, ya sabes quién soy, tu artículo me ha gustado muuuuuuucho. Por comentarios como el tuyo merece la pena pertenecer a la Iglesia. Un abrazo.
Gracias! Gracias! Gracias! Más gente como vosotros se necesita en la Iglesia. Sois su alma, y la sal de la que hablaba Jesucristo. Gracias otra vez
yo soy una mujer separada con tres hijos; sola he tenido que sacarlos adelante, y como puede imaginar con
muchísima dificultad.
Un día cuando ya mis hijas las dos mayores, tenían dieciocho y veinte años, pense en mejorar nuestra situación, y se me ocurrió
poner una emisora de radio; yo conocía el medio por que estuve trabajando en Madrid en una.
Recurrí a la CAM, que en Guardamar del Segura tiene una sucursal.
Yo estaba segura de que el proyecto funcionaría con la ayuda de mis hijos, y asi formaríamos una pequeña empresa familiar.
Como no disponía de ninguna nómina, y mis hijas tampoco, pues como aval se puso mi casa.
Por aquel entonces mi exmarido estaba enviando la parte correspondiente al mantenimiento de mis hijos, y así yo tenía asegurado su mantención, y con lo que sacaramos en publicidad podría pagar las mensualidades del préstamo.
formé una empresa. publicom vega segura.sl.
Durante un tiempo funcionó pero poco despues mis hijos se echaron atrás, mi exmarido dejó de pasar la mantención de los niños,
Y ahí empezó el problema. Y el dilema, comen mis hijos ó pago la hipoteca???
Yo denunciando en el juzgado, la CAM apretandome, en dos ocasiones tuvieron que dejarme dinero para ponerme al corriente, pero trabajando sola, haciendo de locutora, de tegnico de sonido y de comercial, no podía. y asi continué.
En una visita que hice a la oficina de la CAM,que siempre me recivia con muy malas maneras, me dijo el director. Pacual Ortiz, que la única
forma posible sería de que pidiera otro préstamo (a ún prestamísta), que me pedía en dos meses el doble de la cantidad que me dejaba.
Yo viendo lo imposible en abonar dicha cantidad, me negué, pero él me llamaba todos los dias acosandome,me pedia las escrituras del local de la radio,y me dijo que las de mi casa se las habia dado el director de la CAM.
Como el acoso no cesaba, conseguí una depresión de caballo.
Mis visitas al juzgado, y las denuncias se multiplicaban para que mi ex pasara la pensión a mis hijos, por que no podia dejarles sin comer.
Me puse en contacto con los judiciales de la CAM,y les dije lo que habia echo Pascual Ortíz,el fiscal que me atendió por teléfono se sorprendío, y aun más cuando le dije que tenía en mi poder una grabación que hice en una de las llamadas del prestamista en la cual menciona a Pascual Ortiz.
Al poco tiempo me enteré de que lo habian trasladado.
Éste señor segun he oido hizo varias faenas como la que pretendía hacer conmigo.
Han pasado muchos años y los intereses de demora se han disparado, Es una barbaridad el total que les devo.
En varias ocasiones he tratado de vender la radio, ó el local, y en una de las que estaba en ello, me lo tasaron por 2012,000€, pero el banco dice que el valor es de 86,000 € y com o ésta cantidad no cubre la deúda ni aún quedandose con mi casa, pues lo de siempre seguiremos en deúda con la CAM, de por vida.Yo tengo una pensión que no alcanzan los seiscientos €, mi hijo el menor está viviendo conmigo, sin trabajo, y en septiembre pasa a subasta pública.Mis dos hijas quedaran igualmente endeudadas con la CAM
Yo no he podido en éste tiempo trascurrido hacer nada, ni tan siquiera conseguir un buen abogado, ya que siempre he tenido de oficio.
Pero pienso que éste señor Pascual Ortiz tiene ó puede tener algo oscuro, y quisiera saber si esposible hacer algo para que al menos pueda conserbar mi casa.
Un perfecto artículo, formidable y cierto en todos los sentidos. Un saludo.