Por JUAN GARCÍA CASELLES / Leo los periódicos, oigo las radios, veo la tele, repaso los comunicados y análisis que andan por la red,… todos en busca de la causa de esta crisis del euro, todos en busca de los culpables.
Una vez retirado por el foro Zapatero, que hay que ver qué útil era el hombre para cargar con todas las culpas, que hasta él mismo se consideraba artífice de la crisis, las opiniones andan divididas, si bien el ranking anda encabezado con la bruja del Norte, la Merkel, la diablesa más dañina y montaraz de la que se tenga noticia.
Claro que pisándole los talones anda el Rajoy, que, con su redomada ineptitud, está labrándose a pulso una fama imperecedera.
Luego viene aquello de todos los que no son de izquierdas ni de derechas (pero que no dicen qué leche mamaron), que consiste en que la culpa la tienen los políticos, todos. Casi tantos como estos son lo que dicen que la culpa es de los bancos y las cajas, o, en un solo paquete, el sistema financiero. Tanto unos como otros son inocentes de todo mal, ellos no han votado nunca a nadie y si entraron a un banco fue porque les obligaron con engaños o amenazas, y si se compraron un piso fue para salvar a la patria, que ellos no querían.
Detrás vienen los que se quejan de Europa, que ya se sabe que nunca nos han querido y encima nos envidian porque somos campeones de fútbol. Aquí entran los que ven los culpables en la pérfida Albión, que desde la fortaleza del Financial Times nos bombardea impunemente día tras día. Y no digamos de los americanos que hacen lo mismo desde el New York ese.
Pero hasta el momento no he vista a casi nadie que se queje de los mercados, cuando la realidad son los que nos hace la cusqui.
Si a esto añadimos que los que manejan los mercados y los bancos y las grandes empresas (y las pequeñas) y colonizan los partidos políticos y son los dueños de las teles, las radios y la prensa económica (y la que no) y pagan a los sabios cátedros que justifican sus engendros y tienen como currantes a los economistas de la Moody y compañía y dan limosnas en todas las catedrales de todas las religiones y le compran los cuadros a los pintores y financian las películas y las series de la tele, y transmiten los partidos de fútbol y baloncesto y son los jefes del FMI y del Banco Mundial, y de la OCDE y del Mercado Común, y son los que te venden los coches para ir a trabajar y las carrozas para llevarte al cementerio y son dueños de nuestra vida y de nuestros sueños, quizá, quizá alguno caiga en la cuenta de quienes son los responsables últimos de todas las putadas con que nos obsequian Rajoy y sus peperos.
Detrás de cada banco, detrás de cada mercado, detrás de cada teoría neoliberal, detrás de cada línea del BOE, detrás de cada propaganda de lo buenos que son los “emprendedores”, de cada advertencia del FMI, está la burguesía, los capitalistas, los amos del mundo. Y, como son los amos, lo quieren todo para ellos. No son mecanismos, ni espíritus, ni tendencias, ni aparatos, ni leyes incuestionables, son personas.
Así que no es la crisis, que no son los mercados, que no son los bancos, que no son las instituciones, ni los medios de comunicación. Son las personas de carne y hueso que manejan todo eso en beneficio propio los que causan nuestros problemas y, sobre todo, el hambre en el mundo, que no se resuelve sencillamente porque no quieren, porque quieren ganar y acumular más y más aunque otras personas mueran, así de sencillo. Y convendría saber sus nombres y apellidos.