«No queremos permanecer impasibles ante la crisis económica y la reforma laboral que está golpeando a los sectores más vulnerables de la sociedad, sino que deseamos ser sensibles y solidarios con ellos»
En un Manifiesto que acaban de hacer público, las Comunidades Cristianas de Base de Molina de Segura y de Espinardo (Murcia) consideran que la actual situación de crisis económica ha sido creada por los poderes financieros y empresariales multinacionales, que se han enriquecido con la sobreexplotación de los bienes naturales especulando incluso con el agua y los alimentos, haciendo malversación de los bienes públicos y de la ciudadanía, provocando el sufrimiento de muchas personas especialmente las más desfavorecidas de la sociedad.
En su escrito, comparten los planteamientos del documento publicado por la JOC y la HOAC en el que se afirma que la reforma laboral constituye otra agresión más al trabajo, rompe el frágil equilibro conquistado históricamente entre capital y trabajo, se aleja del principio defendido por los cristianos de la prioridad del trabajo frente al capital, representa un nuevo golpe al derecho laboral, quiebra el derecho constitucional a la negociación colectiva y a la capacidad organizativa de los trabajadores, facilita y abarata la expulsión del mercado de trabajo y dificulta el empleo juvenil. Compartimos igualmente su llamada a participar en cuantas movilizaciones sociales y sindicales vayan orientadas a frenar dicha reforma y sus funestas consecuencias.
La actual jerarquía eclesiástica en su conjunto, salvo algunas honrosas excepciones, se ha mostrado insensible ante las consecuencias de la crisis económica y la reciente reforma laboral. Muestra de esta insensibilidad es la desautorización de algunos obispos del documento antes citado de la HOAC y la JOC, impidiendo así que otras organizaciones católicas ejerzan la denuncia profética.
Denuncia y compromiso
En esta línea de denuncia y profundizando cual debe ser nuestra actitud como cristianos, compartimos así mismo el documento emitido por la Fraternidad Nacional Carlos de Foucauld, donde también se denuncia la postura de dicha jerarquía eclesiástica ante estos hechos.
Observamos con tristeza y dolor que, mientras se reducen los salarios, se cierran hospitales, centros de salud, centros de acogida de mujeres y niños víctimas de violencia, se rebaja la inversión pública, se recortan los presupuestos generales del Estado, se reduce el personal docente de los centros públicos de enseñanza, se cierran bibliotecas públicas, la institución eclesiástica no de ejemplo de austeridad evitando todo gasto superfluo así como la celebración de grandes eventos multitudinarios con un enorme costo, que podría dedicarse a acciones de solidaridad con situaciones de marginación y personas en dificultades de todo tipo.
Creemos que es la economía la que debe estar al servicio del ser humano, y no al revés. Nunca la persona debe considerarse como un simple objeto ó herramienta que los poderosos utilicen y manipulen al servicio de su propio interés egoísta, como está sucediendo con esta crisis económica.
Como cristianos queremos asumir la responsabilidad de comprometernos a trabajar por un nuevo orden político, económico y social basado en la fraternidad y no en el lucro. A dicho compromiso nos impulsan la opción evangélica por los más desfavorecidos y la ética de la solidaridad.
Molina de Segura, marzo de 2012