El sacerdote Antonio Sicilia propone en un retiro de la HOAC «recuperar la utopía del Reino de Dios, configurar nuestra mirada con la de Jesucristo y reivindicar la bandera de los últimos»

Militantes de la HOAC de Murcia, simpatizantes, amigos y familiares participaron el pasado domingo 4 de marzo en un Retiro de Cuaresma, organizado por la sección de Animación de la Fe de nuestro movimiento diocesano, en el Convento Franciscano de Santa Catalina del Monte, en El Verdolay, en Murcia. El sacerdote cartagenero Antonio Sicilia Velasco fue el encargado de animar este encuentro de oración y reflexión en torno al tema de la «Conversión en tiempo de crisis».

Antonio Sicilia inició su meditación con una mirada sobre la situación de crisis que estamos viviendo, una crisis que no sólo es económica, sino política, social y religiosa. Una crisis, dijo, que en la inmensa mayoría del planeta llevábamos viviendo desde hace tiempo, pero que ahora les ha tocado a ustedes, a los del Primer Mundo, donde les obligan a adoptar unas recetas que se aplicaron en los países empobrecidos del Sur.  Este sacerdote diocesano ha vivido los últimos veinticinco años de su ministerio en Guatemala, y anteriormente tuvo varios cometidos pastorales, entre ellos en Yecla (entre los años 1972 a 1975) y fue uno de los curas obreros de la Diócesis de Cartagena.

Volver a Jesús

Tras comentar varios pasajes evangélicos de Lucas y de Mateo, con las referencias a que no se puede servir a Dios y al dinero y a las preocupaciones que vivimos, mientras los pájaros y los lirios de campo destacan por su belleza y por el alimento que les proporciona el Padre, Antonio Sicilia invitó a los participantes en el retiro a la conversión, desde la apuesta por «volver a Jesús». Una conversión que pasa por tres momentos. En primer lugar, por recuperar la utopía del Reino, «por saber lo que quiero y hacia dónde voy, ya que hoy se necesitan profetas y sobran pájaros de mal agüero. Hoy es urgente y necesario creer en la Buena Noticia del Reino, porque muchas veces creemos que lo sabemos todo».

En segundo lugar, debemos configurar nuestra mirada con la mirada de Jesús. «Es revolucionario rescatar la mirada positiva, la mirada de Jesus: confianza, esperanza, ternura, bondad, la de la gente sencilla con valores. Es sano buscar espacios para celebrar la vida… sobre todo frente a la desmovilización».

Finalmente, hay que recuperar y reivindicar la bandera de los últimos, no olvidemos nunca de que los últimos serán los primeros. No se trata sólo de llevar la bandera, pero sí ponernos en la causa de los últimos. Una recuperación que nos puede llevar a preguntarnos acerca de cómo salir de la crisis y mantener el Estado de Bienestar manteniendo las injusticias. «Porque volver a lo de antes sería volver a profundizar la brecha contra los pobres», indicó, a la vez que recordó que cuando regresaba desde Guatemala a España en los últimos años veía que aquí siempre nos estábamos quejando aquí, mientras que nos volvíamos locos con el consumismo».

Curadores de heridas

Otras preguntas que resonaron en la reflexión de Antonio Sicilia fueron estas: ¿Quien se acuerda de la crisis de los pobres? ¿Es justo salir de la crisis volviendo a las situación de injusticia de antes? «Porque muchas de nuestras reivindicaciones van más al alpiste, sin preocuparnos de la jaula donde vivimos. Hay que conjugarlas con las grandes causas.

Esa conversión, finalmente, no debe ser sólo al Jesús profeta, sino al compasivo y solidario. Hay que humanizar la vida. Armonizar la vida con lo pequeño, con lo cercano. Yo soy responsable de este espacio pequeño, y tengo que encarnar esa utopía en la realidad pequeña que tengo a mi alcance: por eso debemos ser curadores de heridas.

Y recuperar la importancia de lo concreto, lo que podemos abarcar.Como ejercer de ser humano. Acercarme a los colectivos más golpeados. Importancia de lo pequeño (y recordó el efecto mariposa). Todas las decisiones, incluso las más pequeñas, ayudan al cambio: el ahorro, la austeridad, el civismo… O la importancia de las pequeñas causas solidarias, de los gestos a movimientos como el 15M, «porque hay que escenificar el esfuerzo colectivo de que es posible otro mundo, otra vida».

Tras la meditación, un espacio para la reflexión personal y en grupo, la celebración de la Eucaristía y la comida compartida culminaron una hermosa jornada, en la que también se mostró el apoyo a las comisiones permanentes de la JOC y de la propia HOAC, ya que el Arzobispado de Madrid ha desautorizado una reflexión que ambos movimientos han hecho sobre la reforma laboral y que había sido distribuida a las parroquias madrileñas por parte de la Delegación Diocesana de Pastoral del Trabajo.