Por JUAN GARCÍA CASELLES / En una sociedad global con una economía mundial globalizada, cuando hay una crisis la crisis es global, como así ocurrió con la crisis de 2007, que en 2008 provocó la crisis financiera y que terminó, como muy tarde, en 2010. Ningún país se libró de la quema.

Pero ahora nos quieren vender que esto de la crisis de la deuda es continuación de la crisis global, pero ya resulta curioso que solo afecte a Europa. En realidad, la crisis de la deuda no es más que un episodio normal de la “lucha de clases”, tan olvidada. La gran burguesía (y la pequeña) quiere reducir el alto nivel de vida de los trabajadores europeos para ponerlos, por lo menos, al nivel del proletariado americano o quizá menos.

Para ello han utilizado ampliamente tres instrumentos que dominan. Uno ha sido el poder político, porque tanto los partidos conservadores como los socialdemócratas mantienen un respeto reverencial con relación al sistema capitalista y de ninguna manera harán nada que vaya contra él, o lo que es lo mismo, contra los intereses de los capitalistas, de los burgueses.

Otro ha sido la utilización de los medios de comunicación, que han repetido con curiosa unanimidad la tontería de la gran crisis y han atemorizado al personal insistentemente, para que la gente termine tragando la pócima de la bajada de nivel de vida.

Y el tercero ha sido la utilización de la ciencia económica oficial. Con rara unanimidad la CEOE, la OECE, la UE, el Banco Mundial, el FMI, The Economist, infinidad de cátedros y la madre que los parió a todos ellos, han predicado por activa y por pasiva que lo que había que hacer en esta crisis era que el Estado gastara menos (en proteger a los pobres) y que se hiciera la reforma laboral para abaratar el despido y dejar con el culo al aire a la mayoría de los trabajadores.

¿Alguien puede explicarnos qué relación existe entre el despido libre y el déficit del Estado? Pues eso, ninguna. Pero ellos lo predican con la misma fe y las mismas pruebas con que se predica el dogma de la Santísima Trinidad. Así que a base de asustar al personal para que aguante lo que venga, que siempre es horrible y tenebroso, han conseguido lo que querían, que no era lo del déficit, ni lo de la crisis, sino la bajada del nivel de vida de los trabajadores europeos, por lo que ya empiezan a levantar la mano. Ya no se “asustan” los mercados con las predicciones de la S&P, el Banco Central Europeo no financia a los Estados, pero les da dinero en abundancia a los bancos privados para que lo hagan ellos, y en las alturas europeas empieza a oírse el runrún de la necesidad de ir reactivando la economía.

De ahí que Rajoy y la CEOE digan al unísono que sus medidas van a dar fruto dentro de seis meses, porque esperan que para esos tiempos, derrotado el ejército izquierdoso en todas las líneas, el nulo crecimiento de la economía europea ponga en peligro algunos grandes negocios y los gobiernos abandonen las políticas restrictivas, con lo que la economía triunfante se recuperará y podrán al final explicar aquello de que con la reforma laboral se resuelven todos los males.

¡Mal rayo les parta, porque tienen razón! Ganando menos los obreros, ganan más los capitalistas y la economía va que vuela. La de ellos, claro.