Más de 70 personas participaron el sabado en el centro de interés de la HOAC de Murcia, en el que intervino el misionero Fernando Bermúdez
Como en años anteriores y desde nuestro compromiso militante cristiano, desde la HOAC de Murcia queremos pensar, debatir y dialogar sobre temas como los de esta crisis que no hemos provocado y que nos está tocando pagar, los recortes sociales y su incidencia en la actividad familiar, el paro, los desahucios, la corrupción, la especulación… Para esta reflexión contamos el pasado sábado 18 de febrero en el Centro de Estudios Teológicos “San Fulgencio” de Murcia (Calle La Gloria, 22, junto al Seminario Diocesano) con la presencia de Fernando Bermúdez López (Alguazas, 1943), licenciado en Ciencias Religiosas y Teología, diplomado en Derechos Humanos, misionero en Guatemala y Chiapas (30 años) al servicio de la población campesina e indígena y de los refugiados, ha participado en el proyecto “Jornadas por la Vida y la Paz”.
Fernando Bermúdez es catedrático de Ética y Espiritualidad en la Facultad de Teología de la Universidad de Landívar (Guatemala) y autor de numerosas publicaciones sobre ética, justicia y espiritualidad. Asistimos más 70 personas, de ellas 30 militantes, con 3 personas del grupo de iniciación y 4 peques. Fernando estructuró la reflexión con el esquema de Ver-Juzgar-Actuar.
VER: la crisis
La actual crisis implica una crisis energética (agotamiento de los recursos), crisis climática (el planeta no aguanta), cultural (pensamiento único), política (desprestigio institucional y personal) y religiosa (fundamentalismos cristianos, hebreos, islámicos, hinduísta).
Claramente la causa la encontramos en el modelo socioeconómico de corte neoliberal, en el que se ha embarcado la globalización, fenómeno que en sí mismo sería positivo, pues permite el encuentro y el contacto entre los habitantes del planeta. Gestada poco a poco, señalamos su inicio con la caída del Muro de Berlín, el mundo pasa de dividirse en Este-Occidente a Norte-Sur, con movilidad para el capital y las mercancías y freno a las personas.
La crisis es, también, una oportunidad para cambiar el rumbo.
JUZGAR: ¿Qué dice la ética y la fe cristiana ante esta realidad?
- Mc 2, 23-38 «No ha sido hecho el hombre para el sábado», siendo aquí el sábado la economía y las finanzas. La persona débil, enferma, no productiva, vale más que toda la riqueza de este mundo.
- Jn 10,10 «He venido a traer vida y vida en abundancia». La lógica del mercado se contrapone a la del Amor, vida en abundancia, pasa por salario justo, vivienda digna, vida integral.
- Mt 20, 20-28 «El que quiera ser el primero sea el servidor de todos».
- Mt 25, 31-46. El Juicio a las naciones. Somos seguidores de Jesús, si nos identificamos con los pobres.
Y para teminar nos plantea como interrogante serio: Como Iglesia ¿estamos siendo fuerza de cambio?
ACTUAR: Algunas pistas
* Decrecimiento. Vivir mejor con menos, demostrar con nuestro estilo de vida nuestro buen vivir y buen convivir.
* Ser consecuentes con darnos cuenta que vivimos en un mundo injusto, saliendo al encuentro del marginado, excluido, con la actitud del Buen Samaritano, pues no es posible separar justicia de misericordia.
* Intensificar la lucha en la calle y movimientos sociales, los cambios en la historia siempre han venido desde el pueblo.
* Insurrección pacífica ante los Medios de Comunicación de Masas.
* Alternativas políticas más allá de la movilización social, no podemos renunciar a las estructuras.
* Articular redes.
*Solidarizarse con las sublevaciones de los pueblos árabes: kurdos, saharauis y palestinos
Y citó a Pedro Casaldáliga en su comparación que somos soldados fracasados de un causa invencible, la causa de la justicia, del amor, la causa de Jesús. La memoria de los mártires de la justicia es un desafío para continuar las luchas por las que ellos derramaron su sangre.
La última palabra de la historia no la tiene el sistema neoliberal, el monstruo del Apocalipsis, sino el Dios del Amor. El capitalismo tiene la fuerza, pero le falta la Verdad, que la tienen las víctimas del mismo.
Sigue siendo hora de soñar un futuro nuevo, una nueva sociedad, en una Iglesia abierta al Espíritu, libre y liberadora con sabor a profecía y a pueblo. Hay razón para tener esperanza, el futuro está en la movilización de los invisibles.
Terminada la exposición, Fernando nos invitó al diálogo en torno a ¿Qué retos se nos presentan a los creyentes, cuándo, cómo, dónde, quiénes…?
La primera intervención fue en torno a la necesidad de articular redes entre creyentes, especialmente entre los más sensibles a estos planteamientos, comunidades de base, comunidades populares, AC… y más utópico, pero que no renuncio con creyentes de otras confesiones. Otros retos que aparecían era la necesidad de formación, y de continuar con nuestra presencia del lado de los más pobres, de las injusticias…