V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, 5-2-2023

Isaías 58, 7-10; Salmo 111; 1ªCorintios 2, 1-5; Mateo 5, 13-16.

Entre las noticias que oí la pasada semana me llamo especialmente la atención la que nos comunicaba los suicidios del 2021: 4.003 muertos; que comparaban con los fallecidos por accidente de tráfico en ese mismo año: 1.004. Con estos números en la mente, al leer el Evangelio que se nos propone para este fin de semana, me preguntaba: ¿no nos faltará sal en la vida? ¿no nos faltará luz en la vida? ¿soy sal? ¿soy luz? ¿lo soy para mí, para los demás?

El pasado domingo escuchábamos las Bienaventuranzas, en este, Jesús se sigue dirigiendo a nosotros: a ti y a mí, a todos, y nos habla de las consecuencias de ser bienaventurado: el bienaventurado es sal y luz, da sabor a la vida, e, ilumina el mundo.

¿Cómo puedo ser sal y luz? Isaías en la primera lectura, nos lo dicen cuatro acciones: partir el pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo, y no desentenderse de los tuyos. ¿Quién no tiene un pan que partir y compartir? ¿De verdad no cabe nadie más debajo del techo donde yo me cobijo? ¿Tengo el armario tan vacío que no puedo vestir a nadie? ¿No tengo a nadie a quien ayudar, por quién interesarme? Son cuatro acciones que podemos realizar, que no son tan difíciles, que no dependen de otros, sino de mí.

Podemos excusarnos, si tuviera tiempo, si no tuviese otras obligaciones, si tuviese mejores condiciones, mejores medios, … San Pablo nos responde muy claro en la segunda lectura, nos lo indica claramente: no hace falta nada, simplemente darnos nosotros, poner lo que somos, lo que tenemos. El que cree, el que sigue, el que quiere de verdad algo, lo vive, lo hace vida, y lo transmite. ¿Le hace falta a un hincha tener dinero, fama, medios, …, para ser de su equipo, manifestarlo, contagiarlo, vivirlo? Quizás lo que me haga falta sea vivir mi identidad cristiana, mi ser de Cristo, con la misma vitalidad e ilusión que el seguir a un equipo de futbol, pertenecer a una cofradía o a un partido político.

Somos sal, somos luz, lo somos en Cristo, dejemos las excusas para otro momento: demos con Cristo sabor a la vida, demos con Cristo luz al mundo.


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