Domingo 4 de septiembre de 2022 | XXIII Tiempo Ordinario

Sabiduría 9, 13-18; Salmo 89; Filemón 9b-10.12-17; Lucas 14, 25-33

Por JOSÉ LUIS BLEDA FERNÁNDEZ | Ser cristiano, seguir realmente a Jesús, no es una cosa fácil, momentánea, para una parte de mi vida… Es algo vital, que implica todas las dimensiones de la vida, es para siempre. Jesús se lo quiere dejar claro a sus apóstoles, no podemos seguir a Jesús y a las primeras dificultades volver a casa de papá y mamá para que ellos me cuiden, me mimen, sigan tratándome como en la infancia… Lo hemos dicho en el salmo, seguir a Jesús implica que Él sea mi refugio, mi baluarte, el lugar y espacio donde me siento a salvo y seguro, y que lo sea para mí y los míos.

Seguir a Jesús implica fiarse de Jesús, y fiarse aun cuando no sabemos ni el cómo, ni el cuándo, ni el dónde… pero le seguimos, nos fiamos de Él, sin saberlo todo, sin tenerlo todo controlado, sin estar seguros de que todo saldrá bien, sólo sabemos que estando con Él no pasará nada que Dios no quiera que pase.

Vivir de otro modo

Implica vivir de otro modo. La sociedad en tiempos de Jesús era una sociedad esclavista: había esclavos por todos lados. Era muy fácil caer como esclavo, era normal tener esclavos que trabajaran la tierra, realizasen las tareas domésticas, etc. Se podía tener esclavos y ser cristianos, como Filemón, bautizado por Pablo, a quien uno de sus esclavos se había escapado, y Pablo lo encontró en la cárcel y lo bautizó. ¿Se puede ser cristiano y que tu hermano sea tu esclavo? ¿Podemos ver al otro como hermano y ser indiferentes ante sus problemas, sufrimientos, angustias…? El Evangelio no nos va a decir si puedo o no tener esclavos, si tengo que repartir la herencia con mis hermanos, pero el Evangelio sí nos pide una vida basada en el amor fraterno, nos pide amar y dar la vida, entregarla, también a los esclavos. Seguir a Jesús implica dejar las seguridades sociales que se tienen, para lanzarnos apasionadamente a los caminos del Amor, que muchas veces son inciertos.

Sigamos a Jesús, superemos miedos y comodidades, y aún sin saber a dónde nos lleva, no dudemos en seguirle.


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