Imagen tomada de www.anestesiar.org

Por JUAN GARCÍA CASELLES / Después de dos años y pico de ordeno y mando, de garrotazo y tentetieso, que para eso estamos democráticamente legitimados, la derecha ha redescubierto el consenso, en lo que, milagrosamente, vienen a coincidir sus más rabiosos enemigos, los priseros (los de PRISA) y parte del PSOE.

El que políticamente coincidan peperos y psoeros no es cosa de asustarse, que hace muchos años que lo hacen, sobre todo cuando se trata de cascarle a los currantes, que cada vez que se ha planteado algo en esa materia siempre terminan estando de acuerdo. Recordad la famosa pinza, que según el PSOE el PC y el PP contra ellos, pero que luego cambiaba cada vez que había que zurrarle a los sindicatos. Recordad quién hizo la primera reforma laboral para sacarnos de la crisis. Y es que hay una cosa en la que el consenso de ambos grandes partidos ha existido desde que Felipe abjuró del marxismo y es que ambos son capitalistas a machamartillo.

Pero, entonces, ¿para qué hace falta el consenso? Pues para ver hacia donde debe ir el capitalismo nacional, porque es verdad que el capitalismo es uno, o, mejor dicho, es uno y trino, porque tiene diversas formas en la actualidad.

Es de sobra conocido que el capitalismo europeo es distinto del americano, aunque ahora las cosas ya no están tan claras. Se decía que el capitalismo europeo tenía un problema económico, pero no tenía problemas sociales, justo lo contrario que el americano, que no tenía problemas económicos, pero tenía problemas sociales. Lo que el PP ha estado haciendo ha sido implantar en España el modelo USA de economía y sociedad.

En España, mientras Aznar se inclinaba por el modelo americano con protección especial a las multinacionales, Zapatero volvió al sistema europeo. Y ahora Rajoy vuelve a las andadas siguiendo los dictados de FMI con exquisita devoción, lo que ha tenido por consecuencia el enriquecimiento de las multinacionales, cuyos costes
laborales han bajado, pero el hundimiento del consumo ha traído consigo la desaparición de una parte muy importante de las empresas medianas y pequeñas, es decir, una drástica reducción del número de los integrantes de la burguesía española, cuyo lugar en el mercado debería ser ocupado por las grandes empresas.

Claro que aún queda otro modelo capitalista exitoso, que es el oriental, que funciona tanto en Japón como en China (y en otros países orientales), con un poder político capaz de poner coto a los desmanes y tonterías de los capitalistas (aunque no a la corrupción), lo que hace que el capitalismo funcione mejor y más eficazmente que el modelo democrático occidental. Brilla sobremanera el modelo chino que, al fin y al cabo, no es más que una reproducción de modelo económico nazi, más o menos.

En estas condiciones (y teniendo en cuenta la gran dificultad para imponer en Europa el modelo chino, que es el que más le gusta al capital) para los gobernantes españoles se plantea el problema de seguir la política de Rajoy, con predominio de la burguesía imperialista (las multinacionales) y del modelo social americano (privatización a tope y beneficencia para el que no pueda pagar), o volver al tradicional modelo europeo del estado de bienestar.

Por eso a los servidores a machamartillo del PP (la caverna mediática, aparentemente nacionalista) se unen ahora los progres proamericanos (por convencimiento o por interés), preconizando un consenso consistente en la
intocabilidad de la reforma laboral a cambio de ceder en cosas como el aborto y los matrimonios gay, amén de concesiones en educación, sanidad y mitigar de alguna forma el paro con medidas caritativas. Todo esto llevado a cabo por el gran pacto político PP-PSOE.

¡El Señor nos pille confesados!